Comparto una poesía de hace muchos años

Encuentros

Hay una suerte de delicadeza en estos años.

Hay una suerte de amor que no se explica.

Y hubo un suspiro.

Y un café.

Y una mirada de futuro

que no se explica.

 

Y más allá del murmullo del mundo

las miradas no se detienen.

No se explican.

Y se quedan.

 

Ivo Kravic

Café Tortoni, 3 de marzo de 1984


Carta de amor

 

Fragmento de una carta de amor guardada hace 40 años

Sé que hay cosas que voy a superar. Sin embargo, una parte del mal estriba en que veo la calle con resentimiento, como si estuviera “cercado”.

Te quiero mucho y si es posible, aunque te cueste, escribime. Sigo pensando que el epistolario es un género perverso y que prefiero ser breve, para que te cuente todo con un café de por medio. Me alegra que descanses allí, espero que de todos los problemas que te esperan en Buenos Aires, yo no esté en el “stock”, pero hay cosas lindas aquí ¿no es cierto?

Espero que estés bien de salud y cuídate. Muchos deseos de abrazarte y de besarte. Te espero, siempre.

Ivo

PD Contá con un poco de viento, de mi parte, para la torta, o para cualquier otra cosa que signifique tu año nuevo, y con mi presencia inevitable, que lleva el  siguiente pensamiento : “no se puede estar tranquila ni el día de mi cumpleaños”.  Cariños de tu madre.

 

(octubre de 1984)

 

Comparto hermosa canciòn española

 

Flor de Té

 

Flor de té es una linda zagala

que hace poco a estos campos llegó.

Nadie sabe de dónde ha venido

ni cuál es su nombre ni dónde nació.

La acompaña un gentil zagalillo

que  le ofrece su amor y su fe

y por eso lo sabe la gente que dice al nombrarla

Flor de Té, Flor de Té.

 

Y así cuentan que dice el pastor

al pintar a la niña su amor.

Flor de Té, Flor de Té

no desdeñes mi amor,

pues contigo es la vida un encanto

y sin ti es un dolor,

No te alejes de mí,

que vivir no podré

y al faltarme la luz de tus ojos,

moriré, moriré.

 

La otra tarde el señor del Castillo

que  de caza a estos montes salió,

al volver del camino un recodo

y ver a la niña prendado quedó.

Y al pedir a la hermosa su nombre

ella dijo “señor no lo sé,

y el zagal que es mi fiel compañero

me dice al nombrarme Flor de Té, Flor de Té.

Y así cuentan que dijo el señor

al pedir a la niña su amor:

Flor de Té, Flor de Té,

rostro igual nunca vi,

por ver solo tus ojos divinos

diera el reino por ti.

De hoy en más sin tu amor

yo vivir no podré

y te ofrezco riqueza y honores

Flor de Té, Flor de Té.

 

Desde entonces ya nadie a la niña

por aquellas montañas la vio

y aseguran que allá en el castillo

de reina y señora un trono encontró.

Hay quien dice que al pie de los muros

por las noches vagando se ve

al zagal que en su inmensa amargura

así va exclamando: Flor de Té, Flor de Té.

Flor de Té, Flor de Té

¿por qué huiste de mí?

si contigo es la vida un encanto,

sin ti voy a morir.

Pobre ciego de amor,

que en tinieblas quedé,

y al faltarme la luz de tus ojos

moriré, moriré.

 

 

Versión c. 1970, entregada por la Prof. María Isidora Santiago.,

 

 

 

 

 

 

 

Evocación de María Wernicke

 

Evocación de María Wernicke

Revisando viejos papeles, encontré una hoja escrita a máquina de las antiguas, con un poema de María Wernicke. Ella era oriunda de Buenos Aires, pero en 1958 se radicó en Mar del Plata, donde murió en el 2013, dato del cual me enteré mucho más tarde.  La conocí allí, en la década del ’70, cuando ella publicaba sus primeros e importantes libros de poesía (Los poemas del último año en 1970, y Figuras en 1972) Buenos) y he llegado a bailar alguno de sus poemas, en su presencia y la de otros escritores locales cuyas poesías bailaba siguiendo el ritmo del propio texto en off y sin música. Lo hice en varios lugares, tal vez el más simpático fue el Torreón y además en salas de casas particulares, con un espacio destinado a los pocos espectadores, todos del ámbito literario.  La relectura de esta poesía me trajo a la memoria una época de florecimiento literario marplatense que pude disfrutar y acompañar, la mayoría de cuyos actores ya no está con nosotros. Pero perdura el arte y el recuerdo.  Les comparto entonces esta hermosa poesía.

Las madres, el mar

Madres de ancha hermosura

bajan hasta la playa

llevando el largo río de sus niños descalzos.

 

Vienen desde el amor y la pobreza

y en los vestidos tienen esas pálidas flores

que los días trabajan.

 

Adónde van los barcos

les preguntan los hijos,

que siempre imaginaron unos barcos tan altos

como árboles quietos en los campos del agua.

 

Pero sus madres oyen otras voces distintas

y erigen en la arena una puerta invisible.

 

Por una vez el cielo es un patio de siesta

una mujer sentada que descansa en las manos.

 

Porque hermosa es la casa del que todo lo hizo

y porque todo está, ya tejido y lavado.

 

María Wernicke

 

 

 

 

Reseña a M. Rosa Fernández Lemoine

 

María Rosa Fernández Lemoine, Se vive nomás, Buenos Aires, Lemoine ediciones, 2023, 191 pp.

María Rosa Fernández Lemoine es abogada, especialista en Mediación, tema en el cual es pionera en Argentinas, y autora de numerosos trabajos jurídicos. Su interés por lo literario ha encontrado un lugar en su tiempo y este libro recoge al menos parte de su producción como ensayista y cuentistas. Se trata de medio centenar (exactamente son 50) de textos breves, la mayoría son relatos, aunque  incluye cartas de su madre, muy interesantes pues  ella es otra pionera argentina, en la especialidad del psicoanálisis. La motivación de escribir y publicar esta miscelánea puede hallarse en el fragmento poético de Jorge Luis Borges que se coloca como post-caratula:

“Todo lo que nos sucede,

Incluso nuestras humillaciones,

nuestras desgracias, nuestras vergüenzas,

todo nos es dado como materia prima,

como barro, para que podamos

dar forma a nuestro arte”

Y la autora, con una larga experiencia profesional de las diversas desgracias humanas que se ventilan en los tribunales, ha tomado materia para plasmar los breves relatos que componen esta obra, cuyo título aparece en el último renglón del quincuagésimo relato: el protagonista llega a conocer a una anciana dama, Margarita, que tiene una vida llena de azarosas circunstancias viviendo en medios agreste, enfrentada a tigres y demás alimañas, durante más de cien años, y le pregunta cómo hizo para vivir tanto tiempo.  Ella le contesta: “¿Sabe m’hijo? Se vivé nomás”. Aunque en su conjunto el relato sea ficcional, seguramente la frase es real y de hecho tal vez la hayamos oído en boca de seres sencillos, para quienes la vida es un “ir viviendo” y enfrentando sin dramatismos los azares del destino.

Todos los relatos son interesantes, y se caracterizan por el estilo de escritura escuela y finales imprevistos. Teniendo que escoger algunos, me decantaría por los que hacen referencia al sueño y a la luz, incluso en su título (en todos los casos los títulos adelantan lo esencial del contenido).  “El sueño” es un brevísimo monólogo (página y media) es como un manifiesto del sueño polivalente, una ferocidad cuyo “sueño” es soñar y ser soñado y del temor a no ser nunca solado. “Suelo soñado”, aún más breve (una página) y relata las impresiones de un asistente a una fiesta de cumpleaños de una anciana, cuya edad, seguramente más de 80 años, nunca se supo porque nunca la dijo. Y el relator (o más posiblemente la relatoría, la propia autora) reflexiona, finalizando: “Ya no pretendo más recuerdos, siento que hoy es mi tiempo, un tiempo en este sueño soñado. Y como en ese recuerdo vívido en la memoria levantamos las copas soñando el sueño de aquel cumpleaños sin años” (p. 87). En ambos casos la referencia calderoniana de que “toda la vida es un sueño y los sueños, sueños son” empalma muy bien con la tónica del último relato, mostrando una cierta indiferencia en recrear detalles, dejando más bien correr el río de la existencia.

“Espacios de luz y sombra”, dedicado a su nieto Pedro, también de página y media relata un breve diálogo de la autora (o el autor) con un niño (que podría ser el nieto) en una plaza, donde el chico jugaba imitando cantar con un micrófono. Al preguntarle si imitaba a alguien, responde afirmativamente; a Fredy Mercury, líder de una banda de rock, muerto hace muchos años, situación que, en ese atardecer e sentada en el banco de una plaza mientras sale la luna, que jugaba y vivía con su imaginario micrófono, como si fuera la cara oculta de la luna que intentamos atisbar.

“Esa luz”, casi al final del libro, y de una página más cuatro renglones, a la inversa del anterior, se ubica en una tarde fría, detrás de un ventanal por donde pasa el sol tibio mientras se degusta un café recién hecho, y se inspira en la luz solar (no de la luna, como en el otro relato) que la “inundan y desafían”: “Esa luz reclama silencio, contemplación. Una luz que pide apaciguar las pasiones y en su tibieza abre espacios para la conciliación y el perón, ‘desde la desnudez más radical que la del cuerpo’ [palabras de Santiago Kovadlof]” (p,. 175).

La autora del “Prólogo”, María del Mar Estrella, señala acertadamente que, con el paso de los años, recuerdos dormidos van emergiendo del rincón de la conciencia donde estaban y toman forma. Así se gesta una obra como está. Su sentido queda expresado en las palabras finales “Se vive nomás”. Y nos confirma: “La autora reivindica la vida en todas sus manifestaciones y en toda su humanidad, a veces contradictoria pero esperanzadora” (p. 13) Coincido con la prologuista en que María Rosa tiene una vasta experiencia en lo personal, lo profesional y lo literario, que se vuelca en relatos que retoman esas vivencias despertadas y las convierten en un texto literario. Un libro que merece ser leído. Todos podemos reconocernos en algunos de los trechos del relato.

 Celina Hurtado

 

Celebración Pascual

 

Salmo 116 

Acción de gracias por haber sido librado de la muerte

Amo a Jehová, pues ha oído

Mi voz y mis súplicas;

Porque ha inclinado a mí su oído;

Por tanto, le invocaré en todos mis días.

Me rodearon ligaduras de muerte,

Me encontraron las angustias del Seol;

Angustia y dolor había yo hallado.

Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo:

Oh Jehová, libra ahora mi alma.

Clemente es Jehová, y justo;

Sí, misericordioso es nuestro Dios.

Jehová guarda a los sencillos;

Estaba yo postrado, y me salvó.

Vuelve, oh alma mía, a tu reposo,

Porque Jehová te ha hecho bien.

Pues tú has librado mi alma de la muerte,

Mis ojos de lágrimas,

Y mis pies de resbalar.

Andaré delante de Jehová

En la tierra de los vivientes.

10 Creí; por tanto hablé,

Estando afligido en gran manera.

11 Y dije en mi apresuramiento:

Todo hombre es mentiroso.

12 ¿Qué pagaré a Jehová

Por todos sus beneficios para conmigo?

13 Tomaré la copa de la salvación,

E invocaré el nombre de Jehová.

14 Ahora pagaré mis votos a Jehová

Delante de todo su pueblo.

15 Estimada es a los ojos de Jehová

La muerte de sus santos.

16 Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo,

Siervo tuyo soy, hijo de tu sierva;

Tú has roto mis prisiones.

17 Te ofreceré sacrificio de alabanza,

E invocaré el nombre de Jehová.

18 A Jehová pagaré ahora mis votos

Delante de todo su pueblo,

19 En los atrios de la casa de Jehová,

En medio de ti, oh Jerusalén.

Aleluya.

Versión Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960.

 


Nota sobre una interesante puesta en escena

Nota sobre En un mar de luto

 En el teatro El Portón de Sánchez, todos los domingos a las 20 hs y hasta  durante fin de abril, se presenta la obra En un mar de luto, con texto de García Lorca y el siguiente el siguiente plantel de producción: 

- Actores: Marcelo Bucossi (Bernarda Alba),  Lucas Galván (Adela)  Marcelo Rodríguez (Poncia) Gustavo Reverdito (Angustias),  Daniel Toppino (María Josefa) Ariel Haal (Martirio), Juani Pascua (Amelia),  Pablo Mingrino (Vecina y Mendiga), Miguel Ángel Villar (Criada),  Juan Zenko (Prudencia)/ Luis Cardozo (Magdalena).

-  Música en vivo: Agustín Giganti.

- Asistente de Dirección: Ana Pasulevicius.

- Asesoramiento Artístico: Marcelo Bucossi.  

- Dramaturgia y Dirección general: Alfredo Martín

- Escenografía: Ariel Vaccaro

- Iluminación Ricardo Sica

- Vestuario: Alejandro Mateo

- Fotografía y video: Ignacio Verguilla.

- Diseño de objetos y Gráfica: Gustavo Reverdito.

- Entrenamiento corporal: Armando Schettini.

- Asesoramiento teórico: Estela Castronuovo.

- Asesoramiento musical: Pepa Luna.

-Cantantes: Agustín Giganti y Marcelo Rodríguez.

- Prensa y difusión: Paula Simki

*

García Lorca escribió La casa de Bernarda Alba en 1936 y en ella refleja su inconfundible estilo  y su espíritu inconformista, que, como en otras obras pero particularmente en ésta, desarrolla el núcleo dramático irresoluble inicial hasta llegar a un trágico final que presagia el suyo propio, igualmente trágico, dos meses después.

Es consenso –que comparto–  de los críticos y analistas de la obra, que ella no se limita a denunciar el autoritarismo castrador familiar, sino que su trama en lo esencial refleja el proceso de todo autoritarismo. Puede resumirse en las palabras de Bernarda: “Aquí [en esta casa, en esta ciudad, en esta empresa, en este país … –y si fuera posible–  en este mundo] se hace lo que yo digo”.  La comprensión de este mensaje universal e intemporal no obsta a una cuestión conexa: toda lectura de una obra implica una hermenéutica, se mueve en un círculo hermenéutico (como decía Heidegger) y a esa interpretación no le caben las categorías de verdadero-falso. Como bien explica Gadamer, no hay “interpretación verdadera”.  Con todo, interpretar una obra luego de casi un siglo de escrita y en contextos muy diferentes en todo sentido, presenta dificultades propias, y cada repositor goza, en cierta manera, del privilegio de poder prescindir sin tapujos de ciertos recaudos que habitualmente se tienen cuando la reposición es coetánea al estreno y sobre todo si el autor vive.  También, por otra parte, tiene sus riesgos, porque no puede aferrarse a ninguna “intentio auctoris” o procedimientos similares que ponen cierta sordina a las críticas.

En este caso, el director ha optado por una reposición que podría calificarse de inesperada, aun cuando, como se ha dicho (y lo dice él mismo en una nota a la que tuve acceso) en cierto modo se inspira en los problemas con visión de género que trabajan sobre todo las filósofas feministas, en las que en cierto modo se apoya. Pero no es una reposición que modifique (ni textual ni interpretativamente) una palabra del texto. Sólo que es un texto representado por varones, no disfrazados de mujeres, ni siquiera autopercibidos mujeres (aunque se podría interpretar, aunque tal vez forzadamente, como una puesta “trans”). Simplemente un elenco totalmente varonil representa al elenco totalmente femenino del original, pero con sus voces y sus modales masculinos Se produce así un “mix” de géneros, algo que ha sido, según afirmación propia, la intención del director.

No voy a analizar en detalle la interpretación ni otros aspectos de la puesta, porque ésta no es propiamente una nota crítica, sino reflexiva. Pero sí quiero destacar también la originalidad de la conducción de los actores, que presentan una notable homogeneidad, tanto en sus movimientos como en sus voces y gestos.  Uno de los intérpretes, Pablo Mingrino, en una comunicación personal, explica que el director ha cuidado hasta el último detalle interpretativo, por lo cual se da esa coincidencia y homogeneidad que percibe el espectador. Además, dice, se ha cuidado también de la misma manera cada gesto (para lo cual los actores practicaron con los asistentes que registra el programa) desde las posturas para que los trajes acompañen, así como las caídas y gestos de la pelea, e incluso el uso y manejo de los abanicos, que también guardan idénticos movimientos, dando a toda la puesta un aspecto coreográfico.

Destaco la escenografía, que no sólo tiene el sentido circular que metafóricamente apoya al texto (esto ya lo han señalado los comentarios) sino que, a mi juicio, tiene tres características que le dan valor propio: es laberíntico aunque sólo como insinuación (acompañando el laberinto emotivo de los personajes); por eso  determina también movimientos actorales aparentemente erráticos (laberínticos en cierto modo) y es multiuso (sirve de pared, de asiento, de cama) lo que permite una actuación realista (en esos aspectos) con una escenografía minimalista y abstracta.

Destaco también el vestuario, con reminiscencias monacales, con cierto aire de rudeza propio de las vestimentas campestres y con insinuantes giros de sentido en los de la criada y la madre cuya aparición es a la vez dramática y desopilante (parece raro, pero es así, al menos así lo percibí). Pero incluso estas vestimentas, en tonos de blanco-grisáceo, no alteran la visión de una puesta en blanco y negro, incluyendo el blanco de la ropa interior para dormir y acompañando a la escenografía. Sólo como excepción aparece un rojo en la ventana del cuadro final, en el fondo lateral derecho, como culminación y en cierto modo también desafío al autoritarismo bicolor, representado en la fuga de Adela, fuga que acepta hasta sus últimas consecuencias: la fuga decisiva de la muerte, en ese espacio donde ya no reina el poder de su madre.

En síntesis, una reposición original, que da para pensar, para opinar y para discutir, tanto en lo literario como en lo filosófico, cultural y ético-social. La resonancia de esta puesta y esta percepción de la obra, que ya lleva tres temporadas en cartel, con lleno de sala, es una muestra de su potencia convocante.


 

 

 

 

 

Otoño 2025

 Otoño 2025

 

Comparto dos poemas de sendos grandes escritores en lengua castellana


Tan, tan

Tan, tan.

¿Quién es?
El Otoño otra vez.
¿Qué quiere el Otoño?
El frescor de tu sien.
No te lo quiero dar.
Yo te lo quiero quitar.

Tan, tan.
¿Quién es?
El Otoño otra vez.

Federico García Lorca 

* * *

Versos de otoño

Cuando mi pensamiento va hacia ti, se perfuma;
tu mirar es tan dulce, que se torna profundo.
Bajo tus pies desnudos aún hay blancos de espuma,
y en tus labios compendias la alegría del mundo.

 

El amor pasajero tiene encanto breve,
y ofrece un igual término para el gozo y la pena.
Hace una hora que un nombre grabé sobre la nieve;
hace un minuto dije mi amor sobre la arena.

 

Las hojas amarillas caen en la alameda,
en donde vagan tantas parejas amorosas.
Y en la copa de otoño un vago vino queda
en que han de deshojarse, primavera, tus rosas.

 

Rubén Darío

 

 

Celina Hurtado - Carnavales de mi infancia

 

Un recuerdo de Carnaval en Córdoba

Celina Hurtado

Cuando era chica me gustaba disfrazarme e ir al Corso de Flores con mis padres; todos los años mamá me hacía un disfraz diferente, ella compraba la tela y lo cosía ella misma, varias semanas antes, era toda una expectativa.  Un año en cambio, pasamos los Carnavales veraneando en un hotel en plenas sierras, en Córdoba. Era un hotel grande, con muchas salas, pensión completa, pileta, juegos para los chicos y lugares para pasear a caballo o en bicicleta por los alrededores. Estaba alejado de cualquier ciudad con corsos, según pensaron mis padres, así que ese año no hubo confección del disfraz.

Sin embargo, dos días antes, en el hotel anunciaron que habría una celebración de Carnaval; creo que para los mayores era después de la cena, posiblemente un baile; para los chicos la fiesta era a la hora de la merienda y se invitaba a que fuéramos disfrazados. Claro que no era obligatorio, pero a mí me hubiera encantado, pensaba, haber llevado uno, aunque fuera el disfraz del año pasado. Me puse triste. Papá se fue al pueblo a ver si encontraba algo para disfrazarme, pero no había nada; a la vuelta observó a una mamá que estaba confeccionando con cartulina una especie de gorrito carnavalesco o algo así. Seguramente se lo sugirió a mamá que, siempre solícita, mejoró la idea. Fueron al pueblo y compraron papel crepé de varios colores y cartulina. Aunque en aquel tiempo ella era maestra de sexto grado, de más joven lo había sido en jardín de infantes y recordaba bien las manualidades que hacían las maestras para los más chiquitos del colegio.

Con su práctica, en un día, me armó un disfraz de “Primavera”. Consistía en una pollera de papel crepé verde, fruncida (mamá siempre llevaba hilo, agujas y tijera) y bien armada, con un cinturón de cartulina que me puse encima de una solerita de color. Hizo también florcitas con papel crepé rosa, amarillo, rojo, y los cabitos con verde, y en forma de ramitos los cosió a la pollera, y en el hombro y armó una especie de diadema, con las florcitas y a los lados tiritas de colores. La verdad es que quedó precioso y no tenía nada que envidiar a los vestidos de tela, cortados y cosidos como por una modista.

Recuerdo con algunas imágenes la fiestita con tortas, masitas, gaseosas, y los chicos al final casi todos con algo de disfraz que sus mamás habían pergeñado; pero el mío fue muy admirado. La cara de contento de papá y mamá lo decía todo: una vez más me habían dado el gusto de “mi disfraz para Carnaval” como yo solía decir cuando lo elegía y lo preparábamos.

Recuerdo también que había una foto (tal vez más, pero recuerdo una) que anduvo dando vueltas por casa muchos años; ahora no la encuentro, pero la tengo en la memoria agradecida a mis padres. Gracias a ellos fueron unos lindos carnavales cordobeses.

Cocina histórica en verano

 En estos dias de verano y temporada de los espárragos, comparto esta receta, rica y fácil de hacer, del libro siempre bien ponderado de Manuela Gorriti, enviada por su sobreina,.

Espárragos a la colegiala

Así los llaman en casa cuando, acomodados como a mí tanto me gustan, los envía a la mesa nuestra buena cocinera, los días de salida.

No puedo dar a este excelente cordon blue, mejor prueba de mi gratitud que solicitar de mi tía, para su sabrosa confección, un lugar en las páginas de Cocina ecléctica.

Hacía hervir ligeramente los espárragos en agua salada, sin cocerlos demasiado, para conservarles su parte más delicada. Atábalos en pequeños manojos que representaba una ración. Los curtía durante dos horas en un batido de vinagre y aceite sazonado con sal y pimienta, pasándolos al servirlos a una fuente de puré a la crema. 

María López Beneditto

(Buenos Aires)

La Cocina ecléctica, p. 222

 

3 de febrero - Combate de San Lorenzo- Homenaje al Sargento Cabral - Poema de Ivo Kravic

 Comparto este poema de Ivo Kravic

Aquel 3 de febrero

 

[Luz de amanecer – cascos – relinchos.

Un fraile advierte la presencia de un hombre de camisa blanca y pantalón azul]

 

Fraile-  ¿Quién es Usted, Señor?

¿Cómo entró?

¿Por qué está aquí?

 

El hombre [Habla como si no reparara en la presencia del fraile]

Aquella puerta daba al campanario.

Era un cielo límpido.

Y el hombre se volvió a sus soldados

 y los miró con orgullo.

 El uniforme azul, el morrión.

Luego subió.

Miró por su catalejo.

Y a poco baja.

Da las ordenes.

Monta ese caballo. 

Esa mirada azul.

 

Redoble de tambores.

El cielo baja hasta los rojos estandartes.

 

Coro

¡A la carga!

¡A la carga!

¡Los granaderos van a la carga!

 

 Solista-  Es hermoso el cielo azul.

 [fuego de fusilería - voces de mando]

 Es hermoso el cielo azul

 

[Cambio de luces, se proyectan sobre él.

Hay una suerte de transformación

Y adopta la suerte de Cabral]

 

Pero viene una bayoneta

hacia mi cuerpo.

Viene a calar mi alma.

Viene el cielo de Corrientes

para hablar a mi infancia.

Pero soy el que debe sacarlo de su pobre caballo muerto.

A salvar lo que no sé,

algo que no sabré hasta un cielo

de caballos de triunfo.

Soy el que lo saca de su pobre caballo muerto.

 Quince minutos de gloria

 en que pude salvar lo que acaso  no sabré nunca.

 

Sólo estos caballos saben de mi cielo

como la bayoneta en mi dolor.

Ellos con la mirada en mi

Solo sé que salvo lo que desconozco.

Que la patria me mire desde esa incertidumbre

Y muero, lo que desconozco de ese hombre

que nos dio quince minutos de gloria.

 

Fraile- ¿Quién es Usted, Señor?

¿Por qué está aquí?

 

El hombre-  Yo dormiré esta noche

en la misma habitación de la agonía.

Porque sólo soy

un hombre que escribe

Apenas soy una breve luz

de narrador de historias.

 

 

Para el verano- cocina histórica con helado de café

Para  darse un gusto (y a los amigos) en estos calurosos días de verano, una receta casera de helado de café que aparece en el interesantísimo libro de M. Gorriti La cocina ecléctica, y fue recibida de una amiga de Lima

Desde luego es un café "casero" y  difícilmente se consiga la misma textura que en las heladerías comerciales, pero el sabor vale la pena

Buen provecho!

Celina Hurtado


Helado de café

Quien quiera ver destruido el pesimista aforismo: “dos cosas buenas hacen una mala” saboree la delicia que, como tal, pide lugar en las páginas de Cocina ecléctica.

Mézclese, a dos litros de buena leche, una taza de crema natural, y désele un hervor de diez minutos con media libra de café, cuidadosamente tostado, molido y encerrado en una bolsa de franela bastante grande para que el café pueda empaparse en el líquido al través de la tela.

Se quita la leche del fuego, y exprimiendo bien la bolsa de franela, tres o cuatro veces, después de volver a sumergirla, se vacía la leche en otro recipiente, y fuertemente endulzada, se la deja enfriar y se pasa a la heladera para congelarse 

Clorinda Matto de Turner

(Lima)

 

 

Educación musical

 

La educación musical a través de la rítmica vocal

                                                                                            Celina Hurtado

 Hace más de 20 años que me intereso por la educación musical, y sobre todo por nuevos métodos que la hagan más atractiva para los jóvenes, los niños, los adultos mayores y, en general las personas que no tienen una disciplina habitual de estudio y concentración. En Las II Jornadas Nacionales de Educación Artística de 2002, presenté un trabajo sobre la educación musical a través de la rítmica corporal. La rítmica vocal es en cierto modo su continuación, y por tanto supone algunos principios que se expusieron antes, así como la primera parte de la ejercitación, consistente en ejercicios de rítmica corporal con manos y pies, ejercitación en ritmos binarios y ternarios y su correspondiente notación simplificada (en “unigrama”). En la última parte, y como cuarto paso de los ejercicios, se proponía la introducción de la melodía (con la correspondiente explicación del por qué del pentagrama) y la incorporación de la voz pero sólo en forma onomatopéyica.

 

Así como la rítmica corporal permite una interiorización fácil del ritmo y su correspondiente notación, lo mismo puede hacerse con la voz, aunque preferentemente en una segunda etapa, como aquí se propone. El uso de la voz tiene dos posibilidades. Por una parte, trabajar el ritmo, por otra la melodía.

 

En una propuesta pedagógica progresiva, debemos partir de lo más fácil, la emisión hablada, pasando por la emisión entonada para concluir en la emisión melódica. Quedan determinados así tres pasos, en cada uno de los cuales los caracteres de la emisión vocal irán apoyados y/o complementados por elementos corporales correlativos.

 

Se presenta la siguiente secuencia

1º. Ejercicios de emisión hablada

            - experiencias de ordenamiento rítmico

            - el escandido poético

            - Juegos creativos con escandidos del lenguaje común

2º. Ejercitación de emisión entonada y su correspondiente representación corporal

            - Altura combinada con ritmos (curva)

            - altura conminada con ritmos (piccatto)

            - portamento

3º. Ejercicios de emisión vocal de altura determinada, o melodía

            - melodía y ritmo vocal

            - melodía y ritmo corporal

            - síntesis corporal-vocal