Un concierto versallesco

 

Versalles en Buenos Aires

Celina Hurtado

 El pasado domingo 3 de Agosto por la tarde, en la Parroquia Ortodoxa Latina San Martín de Tours, de C.A.B.A., hemos tenido ocasión de vivir una experiencia que, trascendiendo el tiempo y el espacio, nos llevó a sentirnos en el Versalles del Rey Sol. Esto gracias a la infatigable tarea de Clara Cortazar, mentora y difusora de las expresiones musicales más delicadas y hermosas que solemos tener olvidadas. Para ello se necesita convocar a los pocos (tal vez no tan pocos) artistas, músicos y vocalistas, que se dedican a esta valiosa tarea, para ofrecer a un público ansioso de presenciar espectáculos de calidad inusual.

Ha sido el caso de este versallesco concierto a cargo del Duo Embouchure, formado por Gabriela Galván (traverso barroca)  e Isidoro Roitman (tiorba y liuto attiorbato)

El Programa se abre con un comentario introductorio que expresa muy bien el espíritu de la convocatoria y que merece su transcripción completa

En el susurro del crepúsculo, se abren los portales dorados de un palacio sonoro. Las notas de Hotteterre flotan como perfume entre columnas invisibles, de Visée acaricia la penumbra con cuerdas que suspiran recuerdos, Buffardin danza con el aire como si el viento tuviera memoria, y Leclair pinta con fuego y seda cada rincón de la noche. Un concierto como un jardín encantado, donde la música florece entre luces y sombras. 

Escuchamos las siguientes obras: Pièces en Sol Majeur (Paris, 1716) de Robert de Visée;  Sonata IV en mi menor (Paris ca. 1720) de Pierre Gabriel Buffardin y Oeuvre I, Sonata VI (París, 1723) de Jean Marie Leclair. Vale señalar los instrumentos. La flauta traversa es un instrumento de viento-madera, característico en la música renacentista y barroca. Su sonoridad muy especial, suave y sin estridencias, otorga a la interpretación un matiz intimista, “de cámara” en su estricto sentido original. Haciendo en cierto modo contraste, la tiorba (instrumento semejante al laúd barroco, pero más grande) tiene mayor resonancia y como acompañamiento logra destacarse sin desequilibrar. Otro tanto puede decirse del liuto, incluso por su mayor número de cuerdas. 

 

Se trata entonces de una exacta conjunción de la música y los instrumentos que la ejecutan. En efecto, los autores corresponden las tres al período que va de la segunda mitad del siglo XVII a la primera del XVIII; o sea, lo que podríamos llamar “el siglo barroco” por excelencia, no sólo en música, sino en general en todo el arte europeo. Y concretamente las piezas son parisinas, correspondientes al decenio central del período  (1715-1725).

Desde otro punto de vista, las piezas escogidas representan bien, a su vez, los dos géneros que coexistían entonces, aunque uno a su término y otro al comienzo. De Visée, como músico de la Corte, componía suites de piezas breves de diferentes estilos. Buffardin y Leclair escribieron composiciones instrumentales que comenzaban a llamarse sonatas, aunque sin la importancia como género que alcanzó esta forma musical en el siglo XVIII y que mantuvo durante el romanticismo, el impresionismo y hasta la actualidad.

El programa nos ofrece también las referencias curriculares de los intérpretes, quienes desde hace años conforman un Dúo con actuaciones exitosas en festivales internacionales de danza y música barroca en el Reino Unido, Italia, Francia, Croacia, Alemania, España, Israel, Australia, Uruguay y Brasil. Además han editado tres CD (2016, 2018 y 2023).

Felicitamos a la Parroquia San Martin de Tours, y a Clara Cortazar por esta iniciativa, agradecemos a los músicos su cuidada y excelente interpretación y deseamos que estas experiencias se repitan.

 


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