Navidad 2021

 NAVIDAD 2021

 En esta Navidad quiero compartir dos breves textos en prosa poética de dos amigas que ahora nos miran desde el cielo del Niño que cantaron: María Rosa Sobrón y María Emilia Pèrez.

Para ambas el recuerdo amoroso y agradecido.

 * * *

Navidades - Rosa María Sobrón

 Las Navidades de mí niñez ostentan un color y una fragancia perceptibles en un ámbito de un tiempo sin ayer y sin mañana. Palpitan en presente constante. Ese que construyen los afectos hondos, las grandes, las diáfanas sinceridades del alma.

Tiemblan en mis manos las figurillas del Nacimiento que voy construyendo para mis hijos. Y sé bien que, desde muy adentro, se enredan en haz de ahogadas emociones, los recuerdos otra vez. Entre las preguntas, el bullicio y el asombro, un aire de ausencia leve ya me cerca ...


* * * 

El mensajero - María Emilia Pérez

Eran tiempos de señores y vasallos. De grandes imperios, de tiranos poderosos y resignados siervos. Flaqueaba la fe de los hombres, carente de guía segura, de apoyo y protección. Deslumbrantes palacios. Paupérrimos caseríos.

Ella era muy joven y bonita. Con esa belleza suave que refleja la diafanidad, de un alma cristalina. Prometida de un mozo de su misma condición. Pero hacía mucho ya que los ojos del Señor se habían posado sobre ella, que su corazón la había elegido, entre todas las muchachas.

Como todas las de su aldea, su vida transcurría entre simples juegos y labores domésticas. Entre sus dedos hábiles, la lana de los vellones se transformaba en hilo sutil. Luego, ella misma convertía ese hilo en telas mórbidas y tibias para confeccionar sencillas vestiduras.

Su sonrisa era más dulce que la miel. Su Señor contemplaba complacido a esa criatura plena de gracia.

Los días se deslizaban parejos y tranquilos para la niña, que no imaginaba siquiera los secretos designios del Señor para con ella.

Pero el día llegó. Un emisario del Señor se presentó de improviso ante la virgen.

Estaba allí, los ojos asombrados.

El corazón volando como un pájaro.

Las manos como lirios.

El alma llena de palomas blancas.

Sólo un instante fue, sólo un instante.

Habló la voz de Dios.

Se fue el arcángel.

Ya el Redentor latía en sus entrañas

 

 

Sobre la muerte

 

Philippe Ariès

 

Inconsciente colectivo e ideas claras [sobre la muerte

[Fragmento de La muerte en Occidente, Barcelona, Vergara, 1982, pp. 181-182]

¿Llega a ser algo trivial la muerte para los intelectuales por el hecho de hallarse prohibida en las costumbres cotidianas de la sociedad posindustrial? Artículos, libros y encuestas se van sucediendo sobre un tema que ayer mismo parecía vergonzoso y reservado a las iglesias. La revista americana Phychology Today propuso a sus lectores un cuestionario sobre la muerte: recibió 30.000 respuestas, rebasando en 10.000 sus mejores marcas. La más reciente de estas manifestaciones es  el coloquio pluridisciplinario organizado en Estrasburgo el mes de octubre de 1974 en el Centro de sociología protestante de la universidad y su director Roger Mehls “la evolución de la imagen de la muerte en la sociedad y el discurso religioso de las Iglesias”. La palabra “evolución” traduce el deseo de los organizadores de situar los fenómenos contemporáneos en una serie histórica. De ahí se deriva la intervención de los historiadores[i]. En efecto, al igual que otros intelectuales, estos sufren las nuevas seducciones de la muerte: hasta hoy, lo que más retenían de la muerte era su aspecto demográfico: la mortandad. Después de pasar varios años sin haberse puesto previamente de acuerdo, han hecho converger sus investigaciones centrándolas en la actitud ante la muerte. Citemos entre ellos a M. Vovelle, F. Lebrun, P. Chaunu, E. Le Roy Ladurie… Algunos estaban en Estrasburgo. Su debate no fue sin duda el punto álgido del coloquio, Su principal lección versó más bien sobre las reacciones de intolerancia contra este interdicto de la muerte que lleva ya unos veinte años difundiéndose por la sociedad posindustrial (por ejemplo, el actual comportamiento de los ancianos estudiados por Hélène Deboul).  No obstante, de todo este examen de historiadores y de historiadores en libertad, retendré el problema general de método e interpretación histórica planteado pro M. Vovelle. En el estudio de la muerte, M. Vovelle y yo mismo hemos seguido líneas muy afines pero independientes.  Caminamos cada uno por su lado, seguros de coincidir en las encrucijadas, y entonces nos preguntamos acerca de las razones de nuestras eventuales divergencias.  Uno y otro creemos que la muerte ha cambiado, que ha cambiado varias veces, y que la misión de los historiadores consiste en situar estos cambios y, entre tales cambios, los largos períodos de inmovilidad estructural.  Con este fin, los historiadores tienen que aglutinar un amplio cuerpo de datos de toda índole, y luego deberán clasificarlos cuando puedan, compararlos, organizarlos y, finalmente, interpretarlos. A veces aparece la diferencia que nos separa, no en el método, sino en la naturaleza general de la interpretación, tal como se traduce espontáneamente en nuestras periodizaciones.  Tengo tendencia a devaluar la influencia de los sistemas religiosos y culturales: ni el Renacimiento, ni las Luces se manifiestan en mi periodización como puntas decisivas. La Iglesia me interesa más como indicador y revelador de sentimientos desapercibidos que como grupo de presión que hubiera determinado los sentimientos en sus orígenes. A mi juicio, las grandes derivas que arrastran a las mentalidades –actitudes ante la vida y la muerte– dependen de motores más secretos, más recónditos, en los límites de lo biológico y lo cultural, es decir, del inconsciente colectivo. Anima fuerzas psicológicas que son conciencia de sí, deseo de ser más, o al contrario, sentido del destino colectivo, sociabilidad, etc. M. Vovelle también admite la importancia del inconsciente colectivo, aunque tiende a reconocer, como ya ha demostrado en su encomiable Mourir autrefois, un mayor peso sobre las costumbres que el que yo concedía a lo que en nuestro brevísimo debate denominábamos las ideas claras: doctrinas religiosas, filosofías orales y políticas, efectos psicológicos de los adelantos científicos y técnicos y de los sistemas socioeconómicos. En Estrasburgo, sólo pudimos establecer la vigencia del problema: ¡un problema que quizá parezca técnico o especulativo! De hecho, determina la práctica del historiador, pues ¿cómo distinguir las cosas, y después organizarlas, sin una hipótesis clasificadora? ¿Y cómo establecer esta hipótesis sin una concepción global, declarada o no?[ii].



[i] P. Ariès, “Las grandes etapas y el sentido de la evolución de nuestras actitudes ante la muerte”, Coloquio sobre la evolución de la imagen de la muerte en la sociedad y el discurso religioso de las Iglesias, Estrasburgo, octubre de 1974; M. Vovelle, “El estado actual de los métodos y los problemas y de su interpretación”, ibíd.; B. Vogler, “Actitudes ante la muerte en las Iglesias protestantes…”, ibíd.; D. Ligou, “La evolución de los cementerios…”, ibíd.   Estas ponencias aparecerán próximamente en los Archives des sciences sociales des religions (CN RS) n. 1, 1975.

[ii] Anthinea n. 8, agosto-septiembre, 1975, p. 3-4.

Sobre la conquista de América, contribución al debate

 

 

Una nota sobre la historia de América, contribución al debate actual

                                                                                                                            Celina Hurtado

Introducción

El 13 de agosto de 2021 se cumplió el Quinto Centenario de la caída de Tenochtitlán y en ocasión de la conmemoración, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se refirió al acontecimiento como un hecho deplorable por el cual España debería pedir perdón. Ideas similares fueron expresadas más recientemente, con ocasión del 12 de octubre, antes denominado Día de la Raza, luego Día de la Hispanidad y actualmente de los Pueblos Originarios, de la Diversidad Cultural o expresiones similares. El mismo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, esgrimió términos negativos similares. Muchas estatuas de Colón o de otros descubridores o conquistadores han sido desmontadas, y en otros casos vandalizadas.

La controversia está instalada más bien en términos ideológicos que históricos.  La extinción de la mayoría de los pueblos originarios es un hecho, sus causas y sus responsables son tema de arduas discusiones. Pero el caso de Tenochtitlán es paradigmático de estas confusiones. En realidad la caída de la ciudad se hizo posible porque los españoles (que eran apenas un puñado frente a más de un millón de habitantes de la ciudad) tuvieron el apoyo de otras etnias que odiaban a los aztecas. Hoy los historiadores pueden decir, con seguridad, que no se hubiera tomado la ciudad si no hubiese sido por el aporte de cien mil guerreros tlascaltecas que se aliaron a los españoles y que luego tuvieron un trato especial durante la época de la colonización.  Una historiadora mexicana dice, irónicamente, que “México fue conqusitada por los indios (los tlascaltecas) y liberada por los españoles” (los criollos de la independencia, que legalmente eran españoles).

También se pasa por alto que en Perú no se hubiera dominado a los reyes Incas si no fuera por sus propias traiciones familiares. Y además, en la periferia, por el rencor de otras etnias sometidas. Finalmente, para no abundar más y en relación a la tan denostada Campaña al Desierto de Roca, se omite el dato no menor de que el ejército contó con la inestimable colaboración de tribus enemigas de los araucanos, porque habían sido sometidas por ellos, y que aportaron casi mil “lanzas” (caballería ligera) con gran experiencia de combate (el ejército  araucano de Namuncurá tenía 8000 hombres, el ejército de Roca tenía 6000, y la diferencia, puede decirse, la cubrieron las mil lanzas indias a su favor).  Es decir, la historia tiene que ser contada de nuevo, con todos sus datos. 

Pero, además, la cuestión ideológica no deja de estar presente. Los historiadores toman su partido, sea que manejen o no los datos. Desde luego, es mejor que los manejen y puedan fundamentar así su posición. En este sentido, es interesante lo sucedido con el presidente mexicano: se refirió de modo  muy crítico y casi despreciativamente a un historiador argentino que publicó un libro contra la “leyenda negra”. Marcelo Gullo, el aludido, le contestó en una nota periodística publicada en España el 25 de agosto pp. Lo que dice no tiene desperdicio, no sólo por las rectificaciones históricas que esgrime, sino también porque, puestos a “aggiornar” (lo que para muchos es una indebida ucronía, pero transeat) los conceptos, también los aztecas pueden ser llamados “genocidas” (además de antropófagos) y por tanto “violadores de los derechos humanos” de los otros indios, lo que justifica de por sí la intervención en defensa de las víctimas, como hoy se reclama en otros casos. De modo que esta breve y urticante nota introduce un nuevo elemento discursivo que vale la pena tomar en cuanta.

Para aportar elementos a este debate abierto comparto la nota.

* * *

Marcelo Gullo

Carta a López Obrador sobre aztecas y entrañas humanas

Estimado señor presidente de la República de México don Andrés Manuel López Obrador.

El pasado 13 de agosto, en ocasión de cumplirse el 500 aniversario de la liberación -para usted caída- de Tenochtitlán citó textualmente, sin nombrarme, un párrafo de la entrevista que el diario El Mundo tuvo a bien realizarme el viernes 23 de julio a raíz de la publicación en España de mi libro Madre Patria, desmontando la leyenda negra desde Bartolomé de las Casas hasta el separatismo catalán.

En su discurso usted afirmó: "Hay asuntos que deben aclararse en la medida de lo posible. Por ejemplo, hace unos días un escritor pro-monárquico de nuestro continente afirmaba que España no conquistó a América, sino que España liberó a América, pues Hernán Cortés, cito textualmente, 'aglutinó a 110 naciones mexicanas que vivían oprimidas por la tiranía antropófaga de los aztecas y que lucharon con él'".

Usted también me acusó sin ningún tipo de pruebas -y sin haberse tomado siquiera la molestia de ojear mis antecedentes académicos o de recabar información sobre mi trayectoria política antimperialista- de ser un representante del pensamiento colonialista.

Coincidiendo con su apreciación de que hay asuntos que deben aclararse quisiera recordarle que, como afirma el arqueólogo mexicano Alfonso Caso, quien fuera rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, “el sacrificio humano era esencial en la religión azteca”.

Es por ese motivo que en 1487, para festejar la finalización de la construcción del gran templo de Tenochtitlán -del cual usted, el pasado 13 de agosto, inauguró una maqueta monumental- las víctimas del sacrificio formaban cuatro filas que se extendieron a lo largo de la calzada que unían las islas de Tenochtitlán. Se calcula que en esos cuatro días de festejo los aztecas asesinaron entre 20.000 y 24.000 personas.

Sin embargo Williams Prescott, poco sospechoso de hispanismo, da una cifra más escalofriante. Cuando en 1486 se dedicó el gran templo de México a Huitzilopochtli, los sacrificios duraron varios días y perecieron 70.000 víctimas.

Juan Zorrilla de San Martín en su libro Historia de América relata que “cuando llevaban los niños a matar, si lloraban y echaban lágrimas, más alegrábanse los que los llevaban porque tomaban pronósticos que habían de tener muchas aguas en aquel año”.

“El número de las víctimas sacrificadas por año”, tiene que reconocer Prescott, uno de los historiadores más críticos de la conquista española y uno de los más fervientes defensores de la civilización azteca, “era inmenso”.

Casi ningún autor lo computa en menos de 20.000 cada año, y aún hay alguno que lo hace subir hasta 150.000.

Marvin Harris en su famosa obra Caníbales y reyes relata: “Los prisioneros de guerra, que ascendían por los escalones de las pirámides, [...] eran cogidos por cuatro sacerdotes, extendidos boca arriba sobre el altar de piedra y abiertos de un lado a otro del pecho con un cuchillo. Después, el corazón de la víctima -generalmente descrito como todavía palpitante- era arrancado. El cuerpo bajaba rodando los escalones de la pirámide”.

¿Dónde eran llevados los cuerpos de los cientos de seres humanos a los cuales, en lo alto de las pirámides, se les había arrancado el corazón? ¿Qué pasaba luego con el cuerpo de la víctima? ¿Qué destino tenían los cuerpos que día a día eran sacrificados a los dioses?

Al respecto, Michael Hamer que, ha analizado esta cuestión con más inteligencia y denuedo que el resto de los especialistas, afirma que «en realidad no existe ningún misterio con respecto a lo que ocurría con los cadáveres, ya que todos los relatos de los testigos oculares coinciden en líneas generales: las víctimas eran comidas.

Los numerosos trabajos científicos -tesis doctorales, libros publicados por prestigiosos académicos de fama mundial- con los que contamos hoy, no dejan lugar a dudas de que en Mesoamérica había una nación opresora, la azteca, y cientos de naciones oprimidas, a las cuales los aztecas no solo le arrebataban sus materias primas -tal y como han hecho todos los imperialismos a lo largo de la historia- sino que les arrebataban a sus hijos, a sus hermanos para sacrificarlos en sus templos y luego, repartir los cuerpos descuartizados de las víctimas en sus carnicerías, como si fuesen chuletas de cerdo o muslos de pollo para que esos seres humanos descuartizados, sirvieran de sustancioso alimento, a la población azteca.

La nobleza se reservaba los muslos y las entrañas se dejaban al populacho. Las evidencias científicas con las que contamos hoy, no dejan lugar a dudas al respecto. Era tal la cantidad de sacrificios humanos que realizaban los aztecas de miembros de los pueblos por ellos esclavizados que con las calaveras construían las paredes de sus edificios y templos.

Es por eso que, el 13 de agosto de 1521, los pueblos indios de Mesoamérica oprimidos por los aztecas festejaron la caída de Tenochtitlan.

Como usted, señor presidente, tuvo que reconocer en su discurso, a regañadientes y entre líneas, es materialmente imposible pensar que, con apenas 300 hombres, cuatro arcabuces viejos y algunos caballos, Hernán Cortés pudiera derrotar al ejército de Moctezuma integrado por 300.000 soldados disciplinados y valientes. Hubiese sido imposible, aunque los 300 españoles hubiesen tenido fusiles automáticos como los que hoy usa el Ejército Español.

Miles de indios de las naciones oprimidas lucharon, junto a Cortés, contra los Aztecas. Por eso, su compatriota José Vasconcelos afirma que “la conquista la hicieron los indios”.

¿Y que aconteció después de la conquista, después de esas primeras horas de sangre, dolor y muerte? Todo lo contrario de lo que usted afirma.

España fundió su sangre con la de los vencidos y con la de los liberados. Y recordemos que, fueron más los liberados que los vencidos. México se llenó de hospitales, colegios bilingües y universidades.

España envió a América a sus mejores profesores y la mejor educación fue dirigida hacia los indios y los mestizos.

Permítame recordarle, señor presidente, que tan respetuosos fueron los libertadores españoles -perdón: los conquistadores- de la cultura de los mal llamados pueblos originarios que en 1571 se editó en México el primer libro de gramática de lengua nahualt, es decir 15 años antes de que en Gran Bretaña se publicara el primer libro de gramática de lengua inglesa.

Todos los datos demuestran que, al momento de su independencia de España, México era mucho más rico y poderoso que los Estados Unidos.

Perdóneme usted, señor presidente, que me vaya un poco por las ramas, pero quisiera sugerirle, con todo respeto, que el próximo 2 de febrero, cuando se cumpla un nuevo aniversario del ignominioso tratado de Guadalupe Hidalgo -por el cual los Estados Unidos arrebataron a México 2.378.539 kilómetros cuadrados de su territorio- usted realice un gran acto como el que organizó para el 13 de agosto, que para realzar el mismo, invite al presidente de los Estados Unidos Joseph Biden y en un gran discurso, cuando esté ante el presidente estadounidense, le exija que pida perdón al pueblo mexicano por haberle robado Texas, California, Nuevo México, Nevada, Utah, Colorado y Arizona, tierras que fueron indiscutiblemente parte de México.

Por último, estimado presidente quisiera contarle que, como desde niño siempre me he sentido ligado sentimentalmente a los pueblos oprimidos -quizás por haber nacido en un hogar humilde de la ciudad de Rosario en la República Argentina-, si pudiese viajar en el túnel del tiempo, una y mil veces, me sumaría a los apenas 300 soldados de Hernán Cortés que, con el coraje más grande que conoce la Historia, liberaron a los indios de México del imperialismo antropófago de los aztecas.

Sarmiento, la educaciòn, la cultura y la ciencia

 

Carta de Domingo Faustino Sarmiento a Mary Mann

12 de octubre de 1869


Le escribo el día aniversario de mi recepción del cargo de Presidente, un año hace, para anunciarle que es ley ya la creación del Observatorio Astronómico, lo que puede comunicarle a mi nombre a Mr. Gould, a fin de que se vaya preparando para venirse. No sé si se le escriba directamente a él en el poco tiempo que me queda disponible, hasta la salida del vapor, que coincide hoy con la clausura del Congreso, ceremonia que ejecuta el Presidente en persona.

[…] He terminado el primer año de gobierno, viendo nacer dificultades, y cortándole a la Hisdra una cabeza para ver renacer otra y otra.

No sé si decirle que no estoy desalentado. A través de una opción ficticia, personalísima y desautorizada de todo pretexto plausible, todos los proyectos de ley que he presentado a un Congreso, que venía formado de antemano, han sido sancionados y son leyes ahora, con el presupuesto de gastos tales como los presentes. El país está tranquilo, Urquiza está conmigo, y todo en las formas marcha bien; y sin embargo de que queda en los debates aniquilada, desmoralizada la opción encabezada por el ex Presidente tengo motivos para estar inquieto. Para contrariarme se han puesto en ejercicio todos los medios que sirven en estos países para promover la anarquía; y es tal la situación creada por los acontecimientos anteriores que no está en mis manos poner remedio. Un hecho so lo le bastará para comprender esta situación.  El único proyecto que ha sido combatido y rechazado es el de hacer por empresa particular un puerto en Buenos Aires, que no tiene medios de desembarcar sin enormes costos y demoras los valiosos cargamentos que vienen de Europa. Esta es la necesidad más premiosa y sentida en el país. Le escribo a V. (a las dos de la mañana) en medio de la tempestad más horrorosa.  Es imposible que no hayan mañana grandes siniestros que deplorar en los centenares de naves que están expuestas, peor que en el alta mar a la violencia de la tempestad. Hoy se ha decidido en el Congreso no hacer puerto y parece que la Providencia se encarga de refutar las miserables argucias que han prevalecido. Vencido en las cuestiones de derecho y de conveniencia.

[…] El censo ha sido levantado, y siquiera este paso habré dado en la buena administración. En materia de educación he logrado hacer bastante, y bajo muchos otros respectos no tengo grandes motivos de estar descontento. Tengo seis meses por delante hasta nuevo Congreso. Tengo dos Escuelas Normales en vías de creación, y por tanto colocación para dos profesores de este ramo, que desearía tener de los Estados Unidos.  ¿Sería bastante para uno al menos, una renta de 200$ gold al año? Si hay alguno que quiera aceptarla, 250$ sino pudiese obtener al menos, puede V. inducirlo a venir pagándole sus gastos de viaje.

 No es fácil acostumbrar de golpe a este pueblo a pagar crecidos salarios; y aunque en la ley de creación de Escuelas Normales he omitido a designio señalar salarios, parda dejarme la libertad de crearlas, temo las resistencias vulgares que explotan politician más vulgares todavía, porque el pueblo que desea el progreso como resultado, no pone los medios que sólo han de producirlo. 

Esperando tener un año más de trabajo con más tranquilidad para consagrarme a la educación, cuento siempre con la incansable bondad de V. y sus buenos deseos me confortan y animan,

D. S. Sarmiento

 

Fuente: Cartas que hicieron historia, Buenos Aires, 2001, pp.  293-295

Homenaje a Martín de Güemes en el Bicentenario de su muerte

 

Martín de Güemes familiar

El Epistolario de Güemes nos da la posibilidad de conocer, aunque fugazmente, dado el escaso número de documentos, cómo era la vida familiar de Güemes, su relación con su familia política, su esposa, su cuñado y su suegro. Este Epistolario, tomo 6 de la obra Güemes documentado, editada por Luis Güemes (ed. usada, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980), hay cinco cartas de Güemes a su suegro Domingo Puch, una a su cuñado Jerónimo Puch, una a su esposa Carmen Puch y una de ella a él. Son testimonios de una notable disposición de ayuda mutua y de ternura. Como homenaje a Martín de Güemes en el Bicentenario de su muerte a traición, se transcriben varios de estos documentos por orden cronológico. Espero que sirvan para reflexionar sobre la coherencia notable del héroe en su vida privada, en su vida pública y en su acción militar. Un ejemplo para todos.

Celina Hurtado

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Carta de Güemes a Jerónimo Puch, su cuñado – 18 de octubre de 1816

Amado hermano. La adjunta carta original de padre [su suegro, Domingo Puch] instruirá a Usted de la necesidad urgente con que solicita paramentar su oratorio. Es preciso, pues, que cumpla Usted prontamente el encargo que sobre este particular le tiene hecho, avisándome su resultado para ver si se consigue del otro modo que propone.

No tengo novedad. Sólo, sí, muy aburrido. El domingo o lunes marcho para la Vanguardia, y hasta la vuelta, adiós le dice su mejor hermano

Güemes

Jujuy, octubre 18 de 1816

Señor don Gerónimo Puch

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Carta del Güemes a Domingo Puch, su suegro, del 26 de enero de 1817

 Mi amado padre:

Aquí los caballos sobrantes de los que Usted haya recibido de los remitidos para el señor general cuando los que traiga reunidos de la pertenencia del Estado, póngamelos Usted en potrerillos seguros hasta que disponga de ellos.

Pedí a Usted me remitiese todos mis caballos los que tenía en el cerro, con persona segura y con dirección a Guachipas y que así que llegue a este punto me lo avise, agregando a éstos todas las mulas que hubiesen bien mansas de las remitidas también por el expresado señor general.

Ya lo supongo impuesto de las ventajas que hemos logrado sobre lso enemigos en las muchas guerrillas que hemos tenido, por esto y porque el tiempo no me lo permite no se las comunico circunstanciadamente, pero lo haré así que me lo permita.

Su salida a encontrar a mi Carmencita no tendrá el efecto que Usted desea, pero así que lleguen los caballos haré que marche a pesar de su insubordinación en esta. Devuelva Usted los recuerdos a mi abuela, hermanos y tíos, y Usted reciba la firma voluntad de su hijo

Martín Güemes

Salta, enero 26 de 1817

Señor don Domingo Puch

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Carta de Carmen Puch, su esposa, a Güemes, del 9 de junio de 1820

Mi idolatrado compañero de mi corazón: acabo de recibir tu apreciable en la que me dices me vaya a La Candelaria, no lo hago con brevedad por esperar alguna noticia de que se mueva el enemigo, por dos bomberos que tengo, uno en el camino del río Blanco y el otro en el Carril. Ahora mismo he mandado a don Juan Rodríguez hasta donde está Gorriti a que le diga que en el momento que haya algún movimiento me haga un chasqui.

El principal motivo de no irme es estar mi Luis muy enfermo con la garganta llena de fuegos y con unas calenturas que vuela, hoy me he pasado todo el día llorando de verlo tan malito. Ahora se me ha mejorado con una toma de magnesia. Lo ha hecho vomitar y evacuar mucho, aunque ha quedado muy caidito pero se le ha minorado la calentura. No creas que estas sean disculpas por no irme, pregúntale a tío como está mi Luis, no tengas cuidado de mí, estoy con seguridad.

Mi vida, mi cielo, mi amor, por Dios cuídate mucho y no vayas a estar descuidado, Mi rico, cuándo será el día que tenga el gusto de verte uy estrecharte en mis brazos y darte un millón de besos en mi jetita rica recibe un millón de besos de tu rico Martín que cada día está más lleno de gracias picardías de tu Luis, mil cariños.

Y el corazón más fino de tu afligida compañera que con ansias desea verte

Tu Carmen

PD

Expresiones de padre y hermanos

*

Las últimas cartas

[Los estudios sobre las últimas acciones de Güemes permiten datar estas cartas en relación a acciones del 26 de marzo de 1821. Güemes se retira de Tucumán y sus tropas son vencidas en El Rincón. Güemes, en la frontera con Salta, las refuerza y se pone a la cabeza, donde su vanguardia derrota a los tucumanos. Pero el 24 se produce en Salta la revolución contra él, pero los revolucionarios fueron dispersados por él mismo el 31 de mayo. El 7 de junio lo sorprenden en una emboscada, donde participaron sus enemigos internos y el jefe español Olañeta, donde fue herido, muriendo diez días después]

A su esposa Carmen Puch

Mi adorada Carmen mía. Es tanto lo que tengo que hacer que no puedo escribirte como quisiera; pero no tengas cuidado de nada, pronto concluiremos esto u te daré a ti y a mis hijitos mil besos, ti invariable

Martín 

A su suegro Domingo Puch

Apreciadísimo padre:

Dentro de tres o cuatro días estará concluido todo, pero las armas y municiones las necesito volando

Su afectísimo hijo

Martín Güemes

Señor don Domingo Puch

 

 

 

Celebración de Mayo: el chocolate del 25

 

COCINA HISTÓRICA

CHOCOLATE AL ESTILO CONVENTUAL

(receta de Sor Carmen de la Portilla, Convento de Jesús María de Lima. Dice En todo el mundo es conocido y saboreado con delicia este alimento de suyo tan rico y sustancioso. No sólo tiene aficionados, sino fanáticos, que no comprenden la vida sin el chocolate. Y lo toman como desayuno, como almuerzo y como cena. De las mil y una manera de confeccionarlo, la empleada en nuestro convento ha dado a esta bebida un mérito tradicional - La cocina ecléctica, p. 304)

Las cantidades se calculan por taza (y según su tamaño):

- una onza de chocolate rallado

- agua o leche (o ambas por mitades) hasta completar la taza

Se coloca todo el contenido (tantas veces la unidad anterior como comensales) en la olla chocolatera y se pone al fuego, removiendo sin cesar con una espátula de  madera.

Cuando comienza a hervir se quita del fuego y se bate lo más fuerte posible durante dos minutos.

Se vuelve a colocar al fuego. Cuando con el segundo hervor el chocolate haya subido hasta el borde del recipiente, se saca del fuego y se bate con fuerza otros dos minutos. Se vuelve al fuego.

Cuando sube el tercer hervor se retira del fuego, se bate y se sirve inmediatamente, antes que baje la espuma cremosa que se ha formado.

Día Internacional de la Danza 2021

 

Día de la Danza 2021

Creadoras argentinas cuarenta años después

 En el año 1981 inicié un proyecto de entrevistar a creadores de la danza moderna argentina que conocía de antes por haber estudiado con ellos o que conocí entonces, cuando se organizó el Consejo Argentino de la Danza. El proyecto incluía un pedido de información sobre su carrera artística y la respuesta a un cuestionario personal. 

Varios creadores respondieron incluso con programas y fotos. Por esos avatares del destino, el proyecto no pudo concluirse con respuestas de los inicialmente programas y un tiempo después quedó paralizado. Pasados tantos años, ya no vive ninguno de los que me respondió y me he propuesto publicar un libro para recuerdo y homenaje de estos creadores. Aun cuando sea un resultado mucho menos amplio del inicialmente concebido, quienes me respondieron son sin duda grandes creadores e iniciadores de la danza moderna argentina.

Como un anticipo de este libro en preparación, presento ahora, en celebración del Día Internacional de la Danza 2021, las respuestas a ese cuestionario que me dieron dos creadoras argentinas  muy queridas. Paulina Ossona, a quien conocí junto a su esposo el pintor Bruno Venier, es una de las grandes pioneras que en Buenos Aires trabajó incansablemente por ampliar las posibilidades de la danza moderna para todos los bailarines que no estaban institucionalizados o contratados por los grandes centros de la danza, es decir, los teatros oficiales. Ayudó creando grupos, haciendo comentarios y críticas en los diarios y revistas (especialmente en La Prensa) de esos pequeños núcleos de arte que no eran atendidos por otros críticos, y también creando coreografías para todos los que se acercaban y lo pedían. Aunque no estudié con ella, aprendí cuando me puso coreografías y me fue dando consejos; también tuvo amables críticas a mis interpretaciones y a mis modestas obras coreográficas. Esto habla de su gran valor humano además del artístico. Renate Shottelius fue mi interlocutora en mis  primeros pasos como publicista en ámbitos internacionales, especialmente en la célebre revista Monsalvat de Espala.  Su vasta experiencia y su generosidad me permitieron iniciar con ella notas que fueron muy bien recibidas; incluso me sugirió algunas preguntas y temas para ampliar los que yo proponía y todo ello no en beneficio propio sino de otros entrevistados, de modo que quedaran bien valorados en los medios de prensa. 

Es para mi una gran satisfacción  compartir lo que escribieron para ese libro que no llegaron a ver, pero que hicieron posible y que ahora está en marcha.

Celina Hurtado

 

Respuesta a las preguntas

1. ¿Cómo caracteriza su obra y su estilo?

Paulina Ossona

En el transcurso de mi aprendizaje sed ha ido formando esto que puede denominarse mi estilo, y que es solamente la forma de hacer las cosas de modo tal que sean una confesión de mi manera de sentir y de pensar plasmada en el movimiento.Todo en mi danza nace del sentimiento y esta emoción busca su cauce a través del cuerpo, recorriéndolo internamente para volcarse en formas que se organizan en el tiempo y el espacio. Muchas fueron las influencias que fueron dejando en mí las distintas escuelas y estilos, por eso quizá en una época los bailarines modernos se catalogaban como artistas clásicos y los clásicos como modernos. Mis dos leyes principales fueron y seguirán siendo: que la emoción sea el origen del movimiento, que ese movimiento se elabore hasta constituir por sí mismo, despojado del sentimiento que le dioorigen, un hecho estético sólido y emotivo.

*

Renate Schottelius

El estilo de mis obras es caracterizado muchas veces como expresionista.  Supongo que esta denominación es correcta si no nos detenemos en el expresionismo de los años 20 únicamente.  Indudablemente quiero expresar mis pensamiento y sentimientos a través de mis obras, como también hacer comentario de la época que vivimos o -en ciertos casos- crear únicamente sensaciones  y climas artísticos.  Trato de usar el cuerpo humano como instrumento artístico y para expresar sensaciones, sentimientos, formas, dinámicas ritmos y diseños que en su totalidad puedan transmitir al espectador el mensaje de la obra. No siempre este mensaje es narrativo, sino que muchas veces se trata de transmitir en forma abstracta un clima, o un sentimiento, o una expresión o sensación humanas.  El propio  espectador sentirá la intención de la obra, aunque tal vez tenga impresiones realistas con respecto a ella, que pueden diferir de un espectador a otro, o incluso pueden diferir de mi propia inspiración, pero no de mi propia intención. Y trato siempre de que los decorados, trajes y luces estén muy de acuerdo con mis ideas y colaboren con el mensaje de la obra, sin usurpar el primer plano. Prefiero componer mis obras con música original.  Esto no siempre es posible, pero tuve esa suerte en varias oportunidades.

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2. ¿Qué aspectos (formación, lugares de trabajo, maestros, viajes, etc.) favorecieron su ceración y cuáles fueron las dificultades más generales que encontró?

Paulina Ossona

Mi formación clásica me brindó la solidez de una escuela detallista y metódica aunque poco apta para los desbordes emotivos que caracterizaban los primeros tiempos de mi actuación como creadora e intérprete. Margarita Wallman me reveló la posibilidad de una nueva escuela,  Miriam Winslow me enseñó la severidad, Clotilde y Alejandro Sakaroff la sutileza, Masami Kuni la importancia de la forma como abstracción. Con mi esposo, el pintor Bruno Venier, aprendí a analizar las formas infinitas de las posiciones de la figura humana con el objeto geométrico en el espacio y con Sigurd Leedder asimile la metodología de la escuela contemporánea en sus múltiples aspectos. Las dificultades más grandes que encontré fueron: mi propia discreción, que me impedía el auto elogio tan común y eficaz en nuestro ambiente, un orgullo en la conducta,  que no me permitía  pedir como favor lo que consideraba un bien ganado derecho y un desprecio y repulsión por la intriga y la zalamería.

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Renate Schottelius

Si bien fue una experiencia muy dura y nada prevista –ya que mi carrera debería haberse desarrollado en la Ópera Municipal de Berlín, donde comencé-  fue sumamente importante para mi desarrollo artístico haber emigrado a la Argentina. De esta forma tuve experiencias y luchas que nunca hubiese encontrado en una carrera hecha en un solo lugar, cosa que pude comprobar veintitrés años después, al visitar Berlín y  encontrarme con algunos compañeros de estudio de mi juventud, que sí habían hecho dicha carrera. Tu ve una carrera artística sumamente feliz durante veinticinco años de mi actuación como bailarina y coreógrafa en la Argentina. Indudablemente influyó  mucho en todo esto el año que tuve la suerte de pasar en Nueva York, estudiando con grandes maestros. Retrospectivamente veo mi carrera de pionera de la danza moderna en Argentina con mucho placer, sobre todo al ver los frutos de las semillas que puse durante tantos años. No siempre fueron años fáciles, y a veces cansaba y entristecía el hecho de que casi a todo momento hubo que empezar de nuevo. Por eso me llenó de alegría y casi de sorpresa que al comenzara a trabajar en   EE.UU, Suecia  y otros países,  inmediatamente fui reconocida y aceptada como artista seria y de repercusión mundial.

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3. Opinión sobre la creación coreográfica argentina

Paulina Ossona

La creación coreográfica argentina no es mejor ni peor que la de otros países, pero tiene muy pocas posibilidades de realización, por lo cual quedan cercenadas las posteriores etapas de desarrollo y perfeccionamiento. En la última presentación masiva de coreógrafos que se denominó Danza Abierta, se notó una tendencia hacia la temática nacional; desgraciadamente se vuelve a cometer el error de juzgar como argentino solamente lo porteño y de esto mismo exclusivamente lo banal y orillero  con una exaltación de los bajos fondos. Sin embargo, es de esperar que la corriente e autoanálisis continúe, para forjar un arte de fuerte personalidad.

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Renate Schottelius

Creo que aquí hay creadores coreográficos muy interesantes y valiosos; a veces sucede, y considero que esto es una gran lástima, que estos creadores se van a otros países por no encontrar apoyo suficiente en el propio. Y si han intentado volver, no se les ha tratado siempre con el interés y respeto merecido.  Algunos ejemplos: Oscar Aráiz, Roberto Trinchero. Por estas razones encuentro admirable el espíritu y de sacrificio y seriedad de muchos coreógrafos de talento que e quedan en Argentina.

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4. Opinión sobre el futuro de la danza argentina

Paulina Ossona

Seguirá sin duda creciendo en número de intérpretes, estudiantes y  realizadores, y en la medida en que se presenten oportunidades la calidad irá mejorando; de lo contrario seguiremos exportando bailarines, coreógrafos y profesores que no tienen la posibilidad de desempeñarse en la Argentina.

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Renate Schottelius

Creo que el futuro de la danza argentina es promisorio; he vivido cuarenta años de desarrollo de la danza en la Argentina y puedo decir que a pesar de todo hay mucho progreso y mucho interés por  parte del público. Hubo altos y bajos, épocas más fértiles que otras, pero indudablemente hay una línea ascendente. Creo que eso tiende a seguir, siempre un poco a triopezones, porque nuestro ambiente es así y la improvisación es una característica de nuestro medio. Hay algo, en cambio, que me parece negativo y es que el movimiento de danza argentina deba pasar siempre por Buenos Aires,  Los jóvenes maestros y creadores se resisten a ir a trabajar al interior,  donde hace muchísima falta la presencia de elementos bien preparados. Yo sé que es difícil, pero cuando se empieza siempre lo es,  como lo fue en Buenos Aires cuando comenzamos. Además aquí se espera siempre el apoyo oficial, mientras que en otros países, como Francia o Estados Unidos, el mayor esfuerzo es privado.  Aquí también hubo, por ejemplo en Córdoba, organizaciones privadas de mucho empuje y fuerza económica, que traían artistas importantes y llenaban las salas, pero eso ha muerto, y hay que volver a empezar. También sé que éste es un mal momento económico, pero creo que no hay que  quejarse demasiado;  para nosotros y en algunos países de Europa fue muy difícil, pero hay que luchar, tener menos pretensiones de lujo y puestas en escena, volver a los recitales en los estudios (como se hace ahora incluso en los EE.UU. porque es impensable pagar un teatro), porque todo eso es imprescindible para la formación del futuro intérprete o creador.

 

Poesía argentina en Semana Santa

 

DOS SONETOS PARA EL VIERNES SANTO

 De poetas argentinos contemporáneos

Texto del Evangelio según Mateo

 

Enrique González Trillo 

La mañana del Viernes Santo

Los que prendieron a Jesús, lo llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los escribas y los ancianos. Pedro lo iba siguiendo de lejos, hasta el palacio del Sumo Sacerdote; y entrando se sentó con los criados para ver cómo terminaba aquello.

Preso lo llevan para ser juzgado

por implacable tribunal que alienta

con odio vil una injusticia cruenta

y es de inicuos delitos acusado.

 

Su virtud para ellos es pecado,

y la humildad que en su grandeza ostenta

los mueve a herirlo con indigna afrenta,

como han de abrir más tarde su costado.

 

Y Él bebe, el alma triste hasta la muerte,

su amargo cáliz, y su llanto vierte,

pero su fe vence al dolor y al ansia.

 

No es de este mundo el reino prometido,

y al sanedrín responde, sin jactancia,

que es el Hijo de Dios, y es el Ungido.

 

 

*

 

Rosa María Sobrón,

 Soneto en Viernes Santo

 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús dentro del pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Lo desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña...

Y después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y lo llevaron a ser crucificado.


No la madera simple ni la espina

No tan sólo la Sangre y el lamento

No sólo la cabeza que se inclina

No la sombra en la tierra y en el viento

 

No el lánguido fervor del sentimiento

ni tampoco el dolor que me ilumina

No el reproche del sol, que ya presiento.

Ni tampoco el clamor que se adivina

 

Una fuerza de adentro me convoca

al Misterio de Muerte. Y es la Roca

perdurable perfil de mi semana,

 

cuando entiendo que el fin de Su Agonía,

no es morirse de a poco sólo un día

sino resucitar cada mañana.

 

*

 

 

La mujer y la naturaleza

 

La mujer y el cuidado de la naturaleza

 Celina Hurtado

 Se ha dicho reiteradas veces, a lo largo del tiempo, que la mujer tiene  una sensibilidad especial para el cuidado de la vida, no sólo como madre, sino también como maestra, enfermera, acompañante, psicóloga, psicopedagoga…

 No extraña entonces que desde los ámbitos reflexivos feministas se haya llamado la atención sobre el papel que ha cumplido la mujer, durante siglos o milenios, en el cuidado de la naturaleza. Desde su trabajo como agricultora, artesana, sacerdotisa, la mujer ha cuidado el equilibrio del entorno, y ha sido sensible a los ritmos naturales, del día y la noche, de las estaciones, de la siembra y la cosecha, y ha custodiado los lugares sagrados vinculados a la naturaleza.  La actual corriente del ecofeminismo recoge toda esta larga tradición y le da forma teórica, enunciando algunos principios que en realidad no son nuevos, sólo lo son en su redacción. Al contrario, reflejan el sentir de sociedades más equilibradas y más amigables con la naturaleza que las nuestras actuales.

 En una apretada síntesis, el ecofeminismo es un mix entre el feminismo antipatriarcal anterior y la ecología profunda (Deep ecology). Sus postulados teóricos pueden ser nucleados en tres grandes ejes.

 1) El desplazamiento de la “madre tierra”. El ascenso del punto de vista androcéntrico y patriarcal ha desplazado la reverencia a la tierra como “madre” y dadora de vida (personificada en diversas diosas de la antigüedad desde el paleolítico inferior). Se ha señalado al respecto el papel legitimador de dos mitos muy arraigados en la cultura occidental: el mito hebreo del paraíso perdido (el relato de la caída en el Génesis) y el mito griego de la “edad de oro” (anterior al robo del fuego y la apertura de la “caja de Pandora”). En ambos se sugiere la existencia de una edad idílica, más o menos identificada con la época paleolítica inferior de las sociedades recolectoras, en que el hombre no tenía más que recoger los frutos que la naturaleza le ofrecía, cual madre bondadosa, época que terminó con el surgimiento de las primeras civilizaciones urbanas y del patriarcado. Algunos ecofeministas, sin embargo, señalan  el peligro de asumir la idea de una “naturaleza originalmente paradisíaca”, provocando intentos  infructuosos de una vuelta imposible. Pero en cambio es común a todos la denuncia de que estos mitos legitimaron la “culpa” de la mujer por la pérdida de la idílica situación originaria, justificando el estado de sometimiento –tanto de ella como de la naturaleza– al poder transformador masculino. La desacralización de la tierra, así como la marginación de sus sacerdotisas, produjeron un cambio en la percepción de la naturaleza, y un modelo de acción de tipo depredatorio y explotador.

La forma más consensuada de superación es la adopció de la “hipótesis Gaia” propuesta por los biólogos planetaristas James Lovelock y Lynn Margulis, según los cuales la tierra no es una roca muerta cuyas condiciones  químicas permiten a las plantas y los animales vivir en su superficie, sino que el planeta Tierra, como un todo, incluyendo sus mares, suelos y atmósfera, opera como un sistema orgánico de retroalimentación biológica. Entender la evolución de la tierra y la sustentabilidad ecológica, es entender este sistema total de la Tierra como un todo orgánico viviente en acción autobalanceada consigo mismo.

2) La victoria de los “dioses uránicos”. El cuidado del ciclo vital de hombres, animales y plantas, propio de las mujeres en las culturas antiguas, ha sido reemplazado por otras ideas personificadas en los dioses uránicos (la guerra, la conquista, la recompensa individualista en ésta o en otra vida, etc.). Si bien éste es un punto interesante, las investigaciones históricas y antropológicas están sólo en los comienzos. Un tema de análisis en la agenda es el estudio del apuntalamiento socioeconómico de la identificación de la mujer con la naturaleza, de tal modo que la “colonización” de una simboliza la otra en forma recíproca. Algunas economistas del Tercer Mundo, como Vandana Shiva en la India, han comenzado a investigar, detectar y exhibir relaciones concretas entre el simbolismo de la mujer como naturaleza y los roles concretos de las mujeres, reducidas a las labores agrícolas y domésticas. Autoras del Primer Mundo, como Rosemary Radford Ruether, consideran esencial no detenerse  en las conexiones simbólicas sino que es preciso detallar estos nexos socio-económicos, condición necesaria para pensar alternativas que realmente transformen la cultura de depredación.

3) El ejercicio del “poder sobre”. El cambio cultual apuntado en los dos puntos anteriores a determinado un modo de relacionarse con el otro (hombres o seres naturales) en términos de dominación o de “poder sobre”, relación predominante en las relación actuales y que el ecofeminismo propone reemplazar por relaciones de “poder con” y de “poder entre”, es decir, por formas de solidaridad.

Ecofeminismo latinoamericano

Aunque el ecofeminismo, como dirección dentro de la ecofilosofìa, tiene una aspiración universalista; como ésta misma a través de sus principales exponentes que tuvieron en cuenta situaciones concretas, se orientó desde sus comienzos en el mismo sentido que el feminismo, en cuanto a relacionarse con algunos movimientos de ideas con los cuales tenían puntos de interés teórico y práctico en común. En América Latina sobre todo a corrientes anteriores y ya arraigadas: la filosofía y la teología de la liberación. Ello se debe fundamentalmente a que el feminismo latinoamericano, a su vez, se ha vinculado estrechamente a estas corrientes y sus temas se han conjugado alrededor de cuestiones relativas a la praxis concreta de liberación.

En líneas generales, el ecofeminismo latinoamericano asume los puntos teóricos y programáticos básicos del ecofeminismo del Norte, ya señalados, asumiendo que la dominación de la naturaleza y de la mujer son paralelas y que no revertirán aisladamente. Este es, por lo tanto, el supuesto básico del ecofeminismo latinoamericano En la construcción de este ecofeminismo ñatinaomericano debemos mencionar los nombres de Judith Ress, Ivone Gebara, Coca Trillini, Alcira Agreda, Gladys Parentelli, entre otras.

 Aunque con matices personales, podría decirse que el ecofeminismo latinoamericano presenta los siguientes postulados básicos:

 1º. Retorno a las cosmovisiones autóctonas, en general ctónicas, yendo más allá de las cosmovisiones heredadas de la colonización y proponiendo una mueva ética  para pensar tanto las relaciones humanas entre sí, como las de los hombres con los seres no humanos.

 2º. El ecofeminismo como praxis de liberación, no sólo de las mujeres, como es la propuesta del feminismo general, sino de toda la humanidad y de todos los seres viviente que comparten esta “casa común” que es la tierra.

 lgunas obras básicas de ecofeminismo

María José Agra Romero (comp.) Ecología y feminismo, Granada, 1998

María Mies y Vandana Shiva, Ecofeminismo. Teoría, crítica y perspectivas, trad. del inglés Mireia Bofill (caps. 1-5), Eduardo Iriarte (caps. 6 y 10) y Marta Pérez Sánchez (caps. 7-9)  Barcelona, Icaria Ed. 1997

Carmen Nuévalos, Vicente Bellver (coord.) Una mirada diferente. La mujer y la conservación del medio ambiente, Valencia, Edetania Ediciones, 1999

Hugo Saúl Ramírez García, Biotecnología y ecofeminismo. Un estudio de contexto, riesgos y alternativas, Valencia, 2012

 

 

Celebración de Carnaval - Un texto sobre sus aspectos mágicos

 

Augusto Raúl Cortazar

El Carnaval en el folklore calchaquí,

(Bs. As. 1949) 2ª ed. Salta, Ed. El robledal, 2008, pp.

 

Aspectos de raigambre mágica

Las propiciaciones mágicas juegan con frecuencia papel preponderante. Se despliega también en este caso el ritual público de la magia homeopática, basada en el principio de que “lo semejante produce lo semejante”. Así los banquetes suculentos auguran para el año provista despensa; repetidas libaciones prometen raudales de rica bebida; la danza saltarina influye sobre el desarrollo de los plantíos; el alarde de las demostraciones de fuerza y destreza procura guerreros invencibles; la garzonía y la incontinencia son un seguro de fecundidad; las risas sembradas se brindarán en frutos de horas dichosas; el derroche de bienes, de energías, de tiempo, preservará de la estrechez, de la debilidad, de la indigencia.

Esta es la ley de la fiesta. Tales los elementos que configuran su esencia. Nada la define mejor que este cuadro turbulento en el cual la exaltación colectiva se manifiesta en gritos y gestos; en que los más irreflexivos impulsos dominan la voluntad; donde la danza, el canto, el banquete y la orgía son el imperativo del instante hasta llegar a la incontinencia y al agotamiento. (1)

El carnaval no es refractario a la infiltración de la magia. No sólo esta ha modelado su espíritu, sino que subsiste en varios componentes típicos de las carnestolendas de todos los tiempos y países.

Donde se festeja con hogueras y antorchas, como en ciertas regiones de Europa, se descuenta ese carácter y hasta se ha llegado a la formación de verdaderas teorías interpretativas. La de Mannhardt, por ejemplo, tiene en este campo cómoda aplicación. Su autor, monje católico de origen lituano y nacionalidad prusiana, refiere muchas y variadas ceremonias agrarias a una primigenia y esencial: la relativa al “espíritu de la vegetación”, y más específicamente, de los cereales (Korndämon).

Mannhardt ha sido seguido en repetidos casos por Tylor, Frazer y Westermarck, quienes, con variantes de matices, interpretan las fogatas campesinas como un medio al mismo tiempo profiláctico y fecundante de la tierra, cuya fertilidad estimulan. (2)

El agua y las aspersiones en general con sustancias equivalentes, como semillas, harina, almidón, “confetti”, papel picado, etc., reconocen su remoto origen en la lustratio clásica y en tantas manifestaciones, extendidas por el mundo, que implican un propósito purificatorio y fecundante. Con este último sentido sobrevive hoy en el arroz que los amigos hacen llover sobre las parejas de novios, como reminiscencia de las nueces, avellanas, higos y dátiles que caían sobre la desposada romana, cuando llegaba junto al hogar de su nueva casa en brazos de su esposo.

Las ramas y gajos, que dan nombre a la fiesta de la “radica” conmemorada en Italia, así como el personaje disfrazado de selvícola, común en varias comarcas europeas, ponen en primer plano el sentido agrario del símbolo.

La máscara, por fin, constituiría por sí sola tema para un libro apasionante. Encierra nutrido cúmulo de elementos etnológicos, religiosos, históricos, estéticos.(3)

También en este caso la fe en el poder de la magia hace creer al indígena que su careta lo identifica con la divinidad o con el ser totémico. Con ella se mimaron las hazañas de los dioses en la Hélade clásica y de sus rasgos grotescos parecen arrancar las hondas raíces de las representaciones que florecieron en el teatro moderno.

Más aún. Las temidas almas de los larvae y lemures latinos, vinculan el uso de máscaras y albas vestiduras con el culto de los muertos. Tal práctica no es extraña al nacimiento de los disfraces y caretas del carnaval europeo en sus oscuros orígenes. Si la vinculación se confirmara, surgiría de este nudo de problemas uno de los más obsesionantes asuntos de la historia de la cultura. Extraño maridaje de las ideas sobre la vida y la muerte. Ingenua tentativa de rasgar el velo de lo sobrenatural. Propósito de fortalecer la caducidad humana con representaciones simbólicas de la eternidad; contraposición de la sobrecogedora adustez de la muerte con el desenfreno de la conducta, afirmación rotunda de vida.

No hay tampoco aquí desafío temerario, sino rito propiciatorio, ceremonia destinada a tornar benignos y protectores a los genios de ultratumba.

Todo esto gira como absorbente torbellino ante la mente que lo contempla desconcertada. Aun en casos como el presente, en que no existe el propósito de sondearlo y se lo mira sólo de paso, por proximidad ocasional con un camino que toma otro rumbo, ejerce una atracción de abismo. En sus sombras se entremezclan sin sentido aparente las imágenes de lo bueno y lo malo, del dolor y el placer, de lo conocido y lo ignoto. Y en pocas oportunidades se logra más patética evidencia de la condición contradictoria, compleja, indescifrable del espíritu del hombre.

Notas

1. Roger Caillois, La transgresión sagrada: teoría de la fiesta. (En su El hombre y lo sagrado, p. 109-145. México, Fondo de cultura económica, 1942.)

2. Arnold van Gennep, Le cycle cérémoniel du carnaval et du carême en Savoie. (En Journal de Psychologie normale et pathologique, año 22, nº 5, p. 421-445; nº 7, p. 585-612. Paris, 1925.)

3. Georges Buraud, Les masques. Paris, Éditions du Seuil, 1948. 238 p. ilus.