La expresión corporal como vivencia ética. Una propuesta


Presento una propuesta: que el área artística de las artes interpretativas, en cuanto exige, en mayor o menor medida, el ejercicio de “ponerse en lugar de”, se conecta con la ética dado que muchos los conflictos éticos y dificultades para solucionarlos radican en la exigencia –nada fácil– de ponerse en el lugar del otro, tanto vivencial como conceptualmente.

Trataré en las próximas entregas las posibilidades de la expresión corporal, entendida en un sentido amplio (incluyendo lenguaje corporal y verbal) como un recurso para vivenciar conflictos éticos, cuya mayor gravedad se da en los casos en que ambos agentes están convencidos de que su opción es correcta y son, sinceramente, agentes morales buenos, dentro de su código. A nivel expresivo, en cambio, la vivencia del prójimo ayudará a pensar en soluciones no unilaterales para nuestros conflictos.

Es una aplicación de una práctica  iniciada y consolidada en grupos de trabajo españoles hace más de 20 años, con la propuesta de trabajo expresivo denominado “gestorama” que expliqué en la entrada anterior.. Presentaré dos breves relatos de la vida de Jesús, que tienen resonancias tanto éticas como religiosas (judeocristianas) y que se vinculan a problemas éticos de acuciante actualidad: ayudar al prójimo (aunque sea un enemigo) y comprender al “diferente”. En el desarrollo se exponen recursos expresivos verbales y no verbales para interiorizar las vivencias de los principales agentes, de modo que cada participante pueda experimentar puntos de vista éticamente opuestos.

Celina Hurtado



Qué es un gestorama



Se trata de una práctica  iniciada y consolidada en grupos de trabajo españoles delos años ‘80, cuando Ana María González, profesora de literatura y practicante de expresión corporal, admiradora de Maurice Béjart y de Mudra Africa, concibió un recurso artístico multidisciplinar para presentar de modo intuitivo y permitir la interiorización de cuestiones éticas, religiosas y cosmovisionales.

Por supuesto, no es algo absolutamente nuevo. Los religiosos evangelizadores de América indígena usaban habitualmente recursos artísticos para hacer comprender a los naturales algunos conceptos religiosos muy ajenos a su universo mental (cf. por ej.  George Proksch, “El canto, el drama y la danza al servicio de la evangelización en la India”, Cristo al Mundo, 21, n. 1, 1976: 55-61). La diferencia es que aquí no se busca una inculturación de un contenido exógeno, sino la autocomprensión subjetiva de una diversidad de opciones.

En un sentido  bastante aproximado, aunque referido sólo a la danza, Margarita Baz ha estudiado lo que ella denominó “metáforas del cuerpo”, para indicar esa conexión implícita pero real, entre el movimiento corporal y sus significados psíquicos (cf. Metáforas del cuerpo: un estudio sobre la mujer y la danza, México, UNAM- UAM, 1996).

Esta propuesta como tal (y que yo sigo) no incluye la meditación, y en ese sentido se diferencia de otras experiencias que usan recursos expresivos  y corporales (como por ejemplo, la eutonía de Gerda Alexandre)  al servicio de la interiorización de un contenido ético (laico o religioso), como  la propuesta de Santiago Guerra: “Dos prolegómenos a la meditación cristiana: la eutonía y la meditación iniciática”, Revista de espiritualidad, 38, n. 152, 1979: 459-474.

Concretamente se basa en la asunción de la conexión íntima entre la experiencia corporal y  la intuición intelectual. A su creación le llamó “gestorama”, con lo que quiere indicar “gesto total”, que incluye lo intelectual verbalizado (aunque no “racionalizado” o argumentado) y todos los recursos corporales de todas las artes, es decir, la dimensión global de la sensibilidad. Ella misma escribió varios textos que pueden desarrollarse en talleres, clases e incluso como obras teatrales, acercándose entonces al concepto de “teatro total”.

Yo he trabajado con ella en varias ocasiones y también he continuado esta línea de investigación. En diferentes ocasiones experimenté este recurso para inducir vivencias éticas, que considero más determinantes de las opciones y los comportamientos que la prédica, o la argumentación.  La idea es que a través de la expresión corporal incluida en el gestorama, cada uno hace el ejercicio de ponerse en el lugar del otro, que es un requisito básico para comprender, tolerar y mejor todavía convivir con personas que sienten o piensan diferente, justamente porque sus experiencias son también distintas.


CELINA HURTADO

Expresión corporal para personas mayores - trabajo de movimientos

Mi experiencia de varios años en Jardín de Otoño (programa para tercera edad del  Centro Ameghino del Hospital Ramos Mejía) me permite ofrecer una brevísima selección de ejercicios de improvisación imaginativa con movimientos, que han resultado exitosos aun para personas  bastante deterioradas física y psíquicamente. Ayudó a todos a sentirse mejor y más conectados con su cuerpo y sus emociones.

Van expuestos en orden de creciente complejidad o dificultad, por tanto sólo se pasa al siguiente cuando esté el anterior relativamente logrado.

Antes, como preparación, conviene hacer ejercicios de relajación y movimientos localizados

1º) Ser un globo que se infla y se arruga en el espacio (ojos cerrados)

2ª) En el espacio, moverse como si un hilo llevara brazos  -- piernas – cabeza.

3º) Volar, cada uno imaginando un ave.

4º) Nadar en diversos medios (agua barrosa, mar, catarata).

5º) Estar encima de algo que se mueve (columpio, barco, colectivo)

6º) Ir atravesando un espacio, primero denso y luego cada vez más liviano.

7ª) Pasar empujando entre las compañeras, que forman un grupo compacto.

8ª) Dividir el espacio en dos por una raya en el piso. Empujar en espacio denso que de pronto “se rompe” y se pasa al otro lado


CELINA HURTADO