Menú Antiguo para Año Nuevo

 

Menú Antiguo para Año Nuevo

En esta fiesta del último día del año y primeros del siguiente, en que es costumbre culinaria la preparación de platos especiales, me complace ofrecerles tres opciones de cocina antigua latinoamericana de fines del siglo XIX. Son ricos sabores adaptables al menú que solemos elegir en estas fechas: pavo relleno, tartas de verduras y postres de ocasión.

 Las recetas están tomadas de dos libros de cocina histórica: Juana Manuela Gorriti, Cocina ecléctica, Buenos Aires, Aguilar, 1999 y Celerina Maldonado, Recetario tradicional, Celaya, fines del siglo XIX, México, Conacultura, 1999.

 Les invito a cocinarlos, probarlos y disfrutarlos!

Celina Hurtado

 

Pavo embozado a la regente

 Preparado el pavo de la manera acostumbrada, relleno con un revuelto de dos docenas de huevos batidos, tres panes de grasa rallados, media libra de queso también rallado, la sangre y menudos del pavo, hervidos y picados, una onza de perejil molido, sal, pimienta y cuatro cucharadas de aceite de oliva, mezclado todo al rellenar; listo ya, se lo envuelve en un matambre que se habrá tenido durante ocho horas en un adobo de cebollas y ajos molidos, vinagre, aceite de oliva, pimienta, sal, orégano y cominos.

 Con hilo fuerte y una aguja gruesa, se cosen de arriba abajo los bordes del matambre, sobre el lomo del pavo, cubriéndolo enteramente. Se unta el matambre con mantequilla, y se le entra al horno, que debe estar fuerte.

 Cuando el matambre haya tomado un color dorado oscuro, sed le trae a la puerta del horno, para volver el pavo del otro lado, y se le entra de nuevo.

 Cuando este lado se haya igualmente dorado, se le retira del horno, se le quita el matambre, se le unta mantequilla, y se le entra otra vez a dorarse un momento, y acabar su cocción.

 El matambre adobado, y bajo la acción del fuego, da a la carne del pavo un sabor tan exquisito, que es necesario gustarlo para poderlo apreciar.

 Y el matambre mismo, en esa cocción en común con la carne del pavo, toma un gusto riquísimo.

 Se le sirve en lonjas sobre una salsa de jugo de tomate, picado de hierbas finas, aceite, vinagre, pimienta y sopas de pan tostado en consomé hirviente.

Carmen Caballero (Buenos Aires)

En J. M. Gorriti, pp. 137-138

 

***

 

Pepián de choclo

 Rallado el choclo, y muy bien molido, en mortero, se le echa una taza de caldo, y se le cuela al través de una tela rala, exprimiéndolo muy bien para extraerle el jugo.

 Se hace una salsa de bastante cebolla, tomates, poco ajo, y poca pimienta, mucho ají amarillo bien molido y sal; una vez cocida se le echa el choclo, y pedacitos de pollo sancochado o carne de chancho; todo junto, se hace hervir mucho hasta que espese. Si no ha espesado bastante, échesele una o dos cucharadas de harina de maíz blanco, desliéndola en caldo, sin dejar de revolver para que no se pegue.

 Cuando por el sabor se conozca que ya está cocido, se le quita del fuego para enviarlo a la mesa.

Francisca Herrera (Lina)

En J. M. Gorriti, p. 172

 

***

 

Rosca de Reyes

 Harina 500 gramos,130 gramos de azúcar, 200 gramos de mantequilla, 4 huevos, 6 cucharadas de leche,. 10 gramos de levadura Levatán, 50 pasas, 50 gramos de acitrón, media pieza de naranja cubierta y un muñeco para cada rosca. Manera de preparar la levadura: de los 500 gramos de harina se apartan 100 y se toman sólo 50, poniéndole la levadura que se disuelve con agua tibia para formar una pastita: ésa se pone junto al calor por 15 minutos, después de los cuales se refresca con los otros 50 gramos, mojándola otra vez, y se vuelve a poner junto al calor otros 15 minutos. En una cacerola se pone la mantequilla, la leche, el azúcar y se coloca a la lumbre a que se disuelva, meneándola para que no se corte.  Se ponen los 400 gramos de harina cernida. Se le hace un centro, y se le agregan dos huevos y un poco del líquido que tenemos ya preparado y, así, se va poniendo todo poco a poco; después se le pone otro huevo y enseguida la levadura, se revuelve y se añade otro más, amasándola hasta que se despegue de la tabla. Se coloca una cacerola engrasada cerca de la lumbre 6 horas o toda la noche a que repose; pasado ese tiempo, se le ponen las pasas, el acitrón y la naranja picada, se revuelve todo muy bien y se divide en cuatro partes iguales; éstas se hacen bolitas, haciéndolas centro para formar las roscas, se colocan en latas engrasadas, se extienden y se decoran con acitrón, naranja y azúcar a gusto. Se deja reposar como media hora y se meten al horno regular durante 20 minutos.

En C. Maldonado, p. 60

 

Poesía en Navidad

 

Poesía en Navidad

Homenaje a María Emilia Pérez

 

En estas fiestas de Navidad 2020 quiero rendir un homenaje a una amiga querida y gran promotora del arte, una colaboradora incansable en Fundarte 2000.

La recordamos a un año de su fallecimiento con una selección de sus Villancicos Navideños

 

Ángeles Buenos Aires

Ángeles de Buenos Aires

del color de los gorriones,

mueven con ritmo de tango

alas de plumas marrones.

Dormidos en las esquinas

dentro de azules buzones,

arrulla el amanecer

su sueño, y en los rincones

la ciudad les da cobijo

de súbitos chaparrones.

Ángeles de ojos oscuros,

en Corriente son nocheros

que fascinan los carteles

luminosos. Los letreros

les guiñan, y ellos, veloces,

se zambullen en su brillo

a esperar la Nochebuena

y el nacimiento del Niño.

 

*

 

Navidad mía, Navidad nuestra

En la casa pequeña donde vivo,

en el lugar más tibio,

el propio corazón del edificio,

voy a construir un nido.

Lo enjoyarán mis cosas más queridas,

(ni alhajas, ni cristal, ni porcelana),

pequeñas cosas mías,

las gratas a mi alma.

En ese nido amable

colocaré a mi Niño,

a San José y a la divina Madre.

Un retablo de cosas cotidianas.

Cosas de Buenos Aires

para que tenga Navidad porteña

con colectivos y con diagonales.

Y en el verano sudamericano,

sin muérdago,

sin renos ni trineos,

sin pinares nevados

ni hogares encendidos,

con calor, con jardines florecidos,

con jazmines fragantes,

el Niño Redentor

tendrá en mi patria

su criolla Navidad de fin de siglo.

 

*

 

Villancico de hoy

Ya llegó mi Niño.

Desde las estrellas

todos los pesebres

florecieron lirios.

Todos los pesebres,

con sol y con nieve,

verano e invierno,

cobijan al Niño.

Por todas las sendas

de toda la tierra,

convergen los hombres,

reyes y pastores.

 

Ya llegó mi Niño

¡Cuánto necesita

este pobre mundo

su amor y su auxilio!

Fuente de esperanza,

manantial divino,

capullo celeste,

ya llegó mi Niño.

 

*

 

Villancico de la alegría

Los pájaros son campanas

y los árboles son torres

que anuncian a todo el mundo:

ya está Dios entre los hombres.

 

En un portal de Belén,

desvalido y pequeñito,

duerme entre pajas humildes

su suelo, Jesús, el Niño.

 

Una estrella mensajera

lo dice con sus fulgores:

Venido, que Dios ha nacido,

venid, reyes y pastores.

 

En un portal de Belén

José, María y el Niño:

alza el mundo en Navidad

su canto y su regocijo.

 

*

 

Villancico de los animales pequeños 

En el portal de Belén

los animales pequeños

junto al Niñito Jesús,

están velando su sueño.

 

Con ladridos y maullidos

los perritos y los gatos,

entonan un arrorró

silvestre, para arrullarlo.

 

Cachorros y pichones,

todos a una,

al Niño Dios adoran

bajo la luna.

 

Pichones y cachorros,

todos unidos,

le dicen: "somos tuyos,

Niño bendito".

 

Junto al pesebre, ronda

de la inocencia.

La noche de diciembre,

florece estrellas.

 

* * * * *

 

María Emilia Pérez

Poeta y narradora. Nació en Buenos Aires. Publicó en poesía Coplas para todos, Canto tenaz y en cuento  No seres, Porque sí, Otro sí digo, Suma y sigue, Ni más ni menos, Los de antes. Incluida en diversas antologías. Crítica literaria en las Revistas Ser en la cultura y El grillo.

Premios de cuento y poesía en La Casa del Tango, Feria Internacional del Libro, Radio Nacional, Club Italiano, Ateneo Popular de la Boca, Casa de Evaristo Carriego, Casa de Cultura de Vicente López, Gente de Letras. Premios de dibujo: Dibujo Navideño Fundarte 200, Salón Edea de pequeño formato naif.

Pertenece a la Comisión directiva de la Casa de Cultura de Versalles y de Gente de Letras. Figura en el Diccionario de Mujeres Argentinas de Editorial Plus Ultra.

 

Educación musical a través de la rítmica corporal

 

 

Notas sobre teoría y método de la educación musical

a través de la rítmica corporal


Celina Hurtado

Uno de los desafíos para los docentes de los primeros grados escolares, es la enseñanza de la música en forma mínimamente sistemática, incluyendo los fundamentos de solfeo y teoría. Es una experiencia reiterada que los niños no logran conectar fácilmente lo que cantan, escuchan o bailan con la notación musical correspondiente.

 

Propongo la aplicación de un método que incluye la rítmica corporal, que permite enseñar los ritmos musicales básicos y su correspondiente notación (simplificada pero correcta), mediante el movimiento corporal natural. Este método ha sido experimentado por mí con personas adultas mayores, sin ninguna preparación musical y con niveles medios o bajos de educación general. Los resultados obtenidos han sido muy satisfactorios,  sobre todo por la rápida interiorización de la conexión entre el rimo logrado y su notación. Esta constatación permite proponer su aplicación a niños pequeños, con la ventaja de que ellos tienen mayor facilidad motriz y menos inhibiciones o  estereotipos con respecto a los movimientos naturales.

Esta propuesta asume que el ritmo es más fundamental para la música (o al menos para su enseñanza) que la melodía. Es más intuitivo, por ser más elemental y originario, desde el punto de vista genético. Por eso el uso de la rítmica corporal incluso ayuda a la rítmica de la voz.

A continuación se exponen las bases teóricas, los métodos y los correspondientes ejercicios.

Bases teóricas

La experiencia dirigida sobre movimientos naturales permite encontrar algunas regularidades o constantes que servirán para el propósito específico que nos ocupa.

A. Las experiencias sobre dinámica de los movimientos naturales permiten observar los resultados de una práctica sostenida durante un período determinado de tiempo (por ejemplo 3 ó 5 minutos) según las cuatro características más generales y naturales de cualquier movimiento: libre (irregular) - uniforme- acelerado - retardado. Además podemos agregar un quinto grupo, el de movimientos mixtos, que en realidad es una combinación de los anteriores.

La reiteración de estas experiencias muestra dos caracterísrticas:

1º. El movimiento natural tiende a la uniformidad. Se constata que un grupo, cuyos integrantes (con similares capacidades físicas) son invitados a moverse libremente por más de 3 minutos, a partir de la mitad del tiempo de la consigna tienden a uniformar su movimiento con la media de las velocidades de los integrantes tomada al principio.

2º. Las dinámicas tienden a ser uniformemente aceleradas o retardadas. Es decir, si en un grupo se marca una secuencia de repetición monótona, no se mantiene el tiempo inicial, sino que al cabo de un número dado de repeticiones, el movimiento tiende a acelerarse o retardarse. Por cierto las causas del resultado pueden ser la mayor seguridad (permite acelerar) o el cansancio (invita a retardar), que no son causas perceptivas, pero lo importante es que la mayoría de los miembros del grupo no perciben su propio cambio rítmico temporal.

B. Las experiencias sobre rítmica pueden hacerse sólo con sonidos o sólo con movimientos, o con ambos a la vez. El principio es comenzar por elementos desordenados e irlos ordenando por una acentuación. Así, si trabajamos con sonidos, comenzaremos con sonidos desordenados y luego los acentuaremos en grupos de dos, tres o cuatro. Si lo hacemos con movimientos, marcaremos una acentuación (normal o convencional) en los movimientos para marcar secuencias temporales cuyo diseño motriz intermedio es libre (por ejemplo cada 5 ó 10 segundos contados por el instructor, todos deben subir los brazos, y bajarlos inmediatamente, y luego continúa cada uno moviéndose libremente).

La reiteración de estas experiencias permite llegar a otras dos constataciones:

3º. Auditivamente la percepción del ritmo surge cuando se marcan intervalos regulares en una sucesión de elementos sonoros.

4º. Dinámicamente la percepción del ritmo surge de la percepción de los acentos (picos dinámicos).

Ahora bien, los ritmos naturales son: físicos (regularidades cósmicas, como las estaciones o las mareas), biológicos (como el pulso) o estéticos (convencionales). Los dos primeros son de observación directa y de tipo más bien intelectual, aunque los ritmos corporales del sistema motor autónomo pueden ser percibidos por los individuos, con algún entrenamiento. En cambio, los ritmos estéticos requieren una percepción voluntaria y por lo tanto es necesario concienciar e interiorizar las secuencias, lo que implica un proceso educativo.

Para diseñar este proceso, en el caso de los ritmos musicales, se tendrán en cuenta las cuatro constataciones enunciadas. Además podemos considerar también otras bases teóricas específicas, que determinan experiencias correlativas. En primer lugar, el principio del número. La secuencia de contar (1, 2, 3...) es la base de la regularidad y de su percepción en todos los casos. Segundo, desde el punto de vista de la teoría matemática (y también en la percepción más originaria) se privilegian dos números después del uno: el dos y el tres, cada uno de los cuales da origen a secuencias primarias: el binario y el ternario. A partir de allí, salvo las secuencias determinadas por números primos, todas las demás pueden considerarse repeticiones de las primarias. Desde el punto de vista rítmico esta percepción natural para los seres humanos determina que el compás de cuatro tiempos, por ejemplo, sea marcado con un acento fuerte en el primer tiempo, y con otro acento débil en el tercero, lo que muestra una subdivisión binaria interna aunque casi imperceptible al oído. En tercer lugar, la secuencia del conteo permite también formar el concepción de “tiempo” como medida de una cierta modificación externa (sea de sonidos o de movimientos). Por eso cuando hay mayor uniformidad, o monotonía, o silencio, el concepto de “tiempo transcurrido” se debilita. Esto mismo sucede con el tiempo en sentido rítmico musical y por eso las acentuaciones rítmicas son decisivas.

Los cuatro recursos metódicos

Como intentamos no sólo interiorizar ritmos sino también lograr la comprensión de su notación, el método de trabajo pide que a cada reconocimiento rítmico siga el proceso de simbolización que conduce a la notación.

En un segundo momento de cada recurso metódico, en forma de juego, se propone al grupo que invente otras combinaciones, sea individualmente o en conjunto. Este momento, el de la creación, implica haber asimilado las pautas del momento anterior y la comprensión de cuáles son los elementos que quedan librados a la invención y cuáles se pautan (por ejemplo, si se piden creaciones en ritmo binario, la restricción es únicamente que no se puede usar otro ritmo).

Finalmente, debemos lograr el proceso inverso, es decir, que a partir de una simbolización anterior (o sea, una notación) se pueda interpretar lo escrito.

En síntesis, los tres procesos que vamos a practicar en cada método son

 

                                                proceso de

                        notación - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - simbolización

                        invención  - - - - - - - - - - - - - - - - - - - creación

                        interpretación - - - - - - - - - - - - - - - - - ejecución

El profesor debe tener muy claro que cada uno de estos procesos presenta o puede presentar, para el alumno, problemas diferentes. Hay personas a quienes les cuesta mucho lograr un buen proceso de simbolización, pero una vez logrado interpretan bien. Con otras sucede a la inversa, y otras tienen diversos tipos de bloqueos que obstaculizan una invención pautada.

Hechas estas salvedades, los métodos propuestos son los siguientes.

1. Golpes de palmas y pies. Es un movimiento corporal espontáneo, que puede hacerse rítmico fácilmente tanto a nivel individual como grupal. En principio los ejercicios se hacen en  un mismo lugar, sin desplazamiento. Puede ser sentados o parados, o combinando ambas actitudes. Al principio el profesor marca como ejemplo, dejando libertad de expresión. Luego pide que se lo imite. Finalmente, como juego, se propone que se inventen diversas combinaciones. Puede dejar que el “inventor” sea uno solo, elegido por el grupo, o que la “invención” sea conjunta. Lo importante es que se distinga este proceso del anterior.

Cuando este proceso diferenciador de los golpes está logrado, se pasa al proceso de abstracción, representando cada golpe con  una nota, en una sola línea: “unigrama”.

2. El silencio. En la rítmica corporal el silencio musical representa una ausencia de movimiento (y por tanto de golpe - sonido). Como actitud corporal corresponde a la quietud con cierto sentido de “espera”, que puede concretarse con el gesto de mantener las manos abiertas con palmas enfrentadas durante un tiempo equivalente al de golpearlas, o el pie levantado por tiempo equivalente al de golpear el suelo. Esta práctica no siempre es fácil, se tiende a hacer menor o mayor el tiempo de la “espera” que el tiempo real del golpe. La percepción de que el silencio (la espera) debe ser igual se logra sólo cuando se ha incorporado corporalmente el ritmo, y el reposo se hace naturalmente igual al movimiento.

Cuando esta percepción se ha logrado, se marca el silencio (en la forma musical) en el “unigrama”. A continuación se pasa, siempre como juego, a la invención y la interpretación de la invención.

3. Los ritmos binarios y ternarios. Una vez logrado lo anterior, se llega a la acentuación de los golpes. La primera acentuación se hace cada dos sonidos, que nos dará el ritmo binario, luego cada tres (ternario) y cada cuatro. La acentuación se marcará en la notación (como se hace en música) con una rayita horizontal encima. Lo importante es que se comprenda que cada acento está marcando una división, que  representaremos con una barra vertical (compás) y cada conjunto tendrá al comienzo el número que corresponde a los acentos.

En este momento, y dado que estamos trabajando con manos y pies, podemos combinar los golpes (notas) y las esperas (silencios) de modo diferente para las manos y los pies, y podemos hacer secuencias combinadas, en que comenzamos con manos y pies iguales y luego variamos para cada miembro.

Inmediatamente, para la notación, usaremos dos unigramas, uno para manos y otro para pies. Así podremos simbolizar tanto los ejercicios propuestos, como las invenciones y sus ejecuciones.

En este paso, si el grupo es suficientemente numeroso y los participantes tienen seguridad en su rítmica, se puede trabajar con dos grupos simultáneos, o con tres, resultando una especie de contrapunto rítmico (así como se hace con las voces de los coros). En este caso  usaremos dos o tres pares de unigramas para representar los grupos.

4. La melodía y el desplazamiento. Llegados a este momento de la experiencia rítmica, para que la formación musical básica se complete, es necesario incorporar el concepto de melodía, que hasta ahora estuvo ausente. La manera más eficaz, conforme a todo lo dicho, es comenzar por la interiorización de los movimientos rítmicos sobre los que es más fácil montar una melodía, como la polca (binario) o el vals (ternario). Para ello comenzaremos a hacer desplazamientos, manteniendo la acentuación de palmas o de pies que ya está aprendida. Al trazar una melodía adecuada al movimiento de la danza, ésta queda naturalmente incorporada a las notas que representan el ritmo. La diferencia fundamental estará en la comprensión de que para marcar la melodía necesito otra simbolización, pues debo marcar la altura de los sonidos. Así se comprende el paso del unigrama al pentagrama.

Esta última parte de la rítmica corporal entronca fácilmente con la rítmica vocal, que es necesaria para lograr la ejecución de la melodía sin perder el ritmo.

Bibliografía

- Costa, Clarice Moura, O despertar para o outro. Musicoterapia, São Paulo, Summus, 1989.

- Di Marco, Carmen, Ritmo, música y deficientes auditivos,  Bs. AS. Eudeba, 1967.

- Forquin, Jean Claude, La educación estética. Lujo o necesidad, Bs. As. Kapelusz, 1976.

- García Bacca, Juan David, Filosofía de la música, Barcelona, Anthropos, 1989.

- Graud, Eduardo, Filosofía del tiempo encarnada en lo sensible. Las categorías del pensamiento musical, Mendoza, Univ. Nac. de Cuyo, 1989.

- Penovi, Luisa, Entrenamiento rítmico y auditivo en el disminuido mental, Bs. As. Daiam, s.f.

- Pujadas Renaud, Claude, Lenguagem do siléncio: expressão corporal, São Paulo, Summus, 1990.

DIA DE LA TRADICION- Fragmentos de Augusto Raúl Cortazar

 

Augusto Raúl Cortazar

Fragmentos sobre la tradició

La experiencia y su transmisión

Sean tradiciones trasplantadas por España, sean supervivencias de los indígenas que ocuparon otrora la misma región, sean transculturaciones recientes, siempre, en todos los casos, cada nuevo bien tuvo como punto de partida, una manifestación individual originaria. Con mayor motivo si se trató en algún caso de invención o descubrimiento. El pueblo, colectiva y simultáneamente, no es creador de elementos culturales. Éstos siguen una trayectoria que se inicia en el individuo y, en ciertos casos, alcanza al conjunto.

En el Folklore lo que interesa, precisamente, es esta colectivización, pues si el fenómeno no sale de la órbita del individuo, si no adquiere resonancia social, no ingresa al campo de lo folklórico.

Observemos de paso, una vez más, que lo característico en este proceso es el modo o el medio de difusión, nunca deductivo y dogmático, sino inductivo y empírico.

La experiencia es, aquí, la maestra de la vida. Y la experiencia se transmite de unos a otros, de padres a hijos, por la palabra, por la imitación, por el ejemplo.

Sabemos bien que en la técnica del tejedor o del ollero, en el rito propiciatorio o en la leyenda etiológica, en el rasgueo de la guitarra o en las coplas del canto, no hay erudición ni doctrina libresca. “Todo cuanto se sabe ha sido adquirido por el vehículo de la palabra hablada, que parece esfumarse para siempre con la última vibración, pero que deja en el espíritu de quien la oyó la huella de un recuerdo al que la reiteración convierte en conocimiento; la práctica del acto inculcado hace nacer el hábito; el hábito se socializa y eleva por el consenso social a la categoría de pauta tradicional y resulta la costumbre. Así el chango se hace baquiano en el caballo, aprende a domeñar el arado o a trenzar diestramente los tientos de su lazo; la chinita adquiere habilidad en el manejo del telar hogareño, en el teñido de sus hilos o en la preparación de sus comidas cotidianas, Así cada uno va enriqueciendo su tabla de valores y discriminando lo bueno de lo malo, según observa estímulo o reprobación como efecto de su conducta. Así se forja una imagen de lo que hicieron sus antepasados y se explican las técnicas, y se relatan los cuentos y se infunde la fe.” (Cortazar, El folklore y su estudio integral, p. 4.

 

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Tradición

Nada de esto nos interesaría ahora, ni llegaría a integrar un estudio folklórico, si fuera fenómeno reciente, advenedizo, exótico, sin arraigo en las costumbres ni enraizamiento en la tradición. He aquí la palabra. La tradición es la esencia de lo folklórico. Ninguno de los procesos aludidos, ni aun todos juntos, bastan para transmutar un hecho o un bien cultural en folklore, sin este decantamiento despacioso y perdurable a través de los años, de los siglos, de los milenios acaso. El carnaval es un brillante ejemplo de la perennidad del folklore. Hemos recogido en las páginas iniciales de este libro algunas noticias y referencias que proyectan los orígenes del carnaval o de las fiestas equivalentes en espíritu, en práctica y en fecha, a los más remotos períodos de la historia, al nacimiento mismo de la civilización grecolatina que sustenta la nuestra y nutre nuestro espíritu.

A mayor abundamiento y para disipar toda duda, hay constancias de que puede adscribírselo también a celebraciones indígenas como la chaya. Su corriente secular resulta así aumentada por la doble confluencia de caudales: el que viene, por España, desde la cima de la cultura occidental y el que aflora del seno de esta fecunda tierra americana.

La tradición no significa, sin embargo, sólo venerable vejez ni mera persistencia; muchas cosas hay que perduran sin llegar a integrarla; se requiere un juicio colectivo de valor, la fe en su eficacia, la creencia en su mérito, la deseabilidad de su vigencia. Y todas estas condiciones se cumplen en la fiesta por antonomasia, verdadero Anteo que se eclipsa y reaparece fortalecida; que desafía los ingenuos decretos que en todos los tiempos y países la proscribieron “para siempre”; que se transforma al conjuro de las circunstancias o por influjo del ambiente, pero conservando la esencia de su carácter, la modalidad de su espíritu. Acaso porque en sus contrastes y claroscuros, en su desahogo libérrimo, en su afán igualitario, en su ansia de goce, en la esperanza alentadora que suscita, trasunta el carnaval sombras y destellos del propio espíritu del hombre.

 

(El Carnaval en el folklore calchaquí, Cap. 6)

ULRICA, nueva revista literaria

 

ULRICA, Libros y Literatura. N. 1, julio 2020

Celebramos la aparición de una revista literaria, en este mes de julio en Buenos Aires, en plena cuarentena. Si abordar el proyecto de un nuevo medio literario de lectura, en cualquier tiempo, es ya un gran desafío, más aún lo es en las circunstancias actuales. 

Es por eso que nos asombra, nos complace y nos reconforta la decisión de este grupo de jóvenes que se proponen mantener viva la cultura del libro, de la lectura y de la creación literaria. Son ellos Juan Francisco Baroffio (Director), Gisela Paggi (Edición) y Delfina Migueltorena (Colaboradora principal).

Los objetivos y motivaciones de este nuevo proyecto están clara y sucintamente expresados en un breve texto a modo de Editorial, con el título “Esto somos. En esto creemos”, cuya transcripción completa exime de todo comentario, manifiesto al cual no cuesta admirar y adherir: 

ULRICA es nuestra forma de expresar lo que sentimos hacia este mundo tan particular. Es, también, una forma personal de ser en este mundo.

Somos lectores igual que vos. Apasionados por las buenas historias, curiosos, siempre buscando abrirnos a nuevos autores.

Nuestras lecturas muchas veces no coinciden y nuestros gustos son tan particulares como el tuyo. Tal vez, este intercambio es el que nos hace amar más a la literatura. Las diferencias nos enriquecen y, las lecturas variadas, aún más.

El nombre de esta publicación no es casual. Ulrica es una rareza en la vasta obra de Jorge Luis Borges. Es un cuento de amor publicado en El libro de arena (1975). El único cuento de amor del gran escritor argentino. En él nos presenta a este personaje femenino poderoso y misterioso. Un personaje complejo que ama una vez y deja una huella para siempre.

Nuestra revista, entonces, es un homenaje y un signo de identidad. Es el saludo al gran universo de la literatura, la que hizo de Borges un gran lector y uno de los principales paladines de la cultura del libro; pero también es nuestra forma de dejar una huella lectora.

 

En este primer número colaboran: Gigliola Zecchini (Canela) como invitada especial; Adriana Harwicz concediendo un entrevista; José Carlos Rodrigo Beto perfilando al escritor francés Michel Houellebecq, Alejandra Kamiya con el aporte de un cuento, “La garza”; Jesús Iribarren a cargo de la sección de poesía. Además, hay otras propuestas del staff, sobre libros, plástica, cultura. Todo ello con numerosas imágenes muy elocuentes y un diseño  de página con movimiento y variación sin ser visualmente cansador (a veces tanto el exceso de imágenes como la falta absoluta de ellas produce cansancio visual, por más interesante que sea el contenido). 

En suma, una revista para recomendar, en este primer número y esperar la próxima entrega con igual interés.

Celina Hurtado