Saludos de principio de año

 

Para comenzar el año

 

¿Qué puedo hacer yo por mi felicidad y por la de los seres que me rodean? A veces la buscas o la pides donde no está. Puede estar en el rostro bienamado que te acompaña en la mesa, o acaso en el niño de la calle, ese niño que no es tuyo. O en los ancianos en cuyo rostro quizás se dibuje una plegaria por ti.

El año nuevo intuye un rostro nuevo. Y nos espera. Que las doce uvas de medianoche nos acerquen a la felicidad buscada.

Ivo y Celina

Muestra de Teatro

 Una valiosa muestra de teatro

Celina Hurtado

 El sábado 21 de diciembre pp., a las 14,30 (horario aparentemente poco apropiado en esta época) en el Teatro del Centro Cultural Fray Mocho (a sala llena) se realizó la muestra anual de los alumnos del curso de teatro que dicta el Prof. Emilio Urdapilleta.

 Los alumnos-actores fueron los siguientes:

Priscila Barreda Oro

Paula Cabrera

Romina Campagnolo

Carlos Demarco

Ricardo Faria

Rocío Galante

Cristian Méndez

Florencia Moreno

Franco Sabino

Jorge Troulet

 La muestra contó con dos secciones sin solución de continuidad, con cinco escenas y cinco monólogos.

En primer lugar, Priscila Barreda Oro y Romina Campagnolo interpretaron una escena de Solas, del propio Emilio Urdapilleta. A continuación, y del mismo autor-profesor, Jorge Troulet y Franco Sabino dieron vida a un fragmento de El señor de los muñecos.

 Dos clásicos del teatro fueron los autores elegidos para las tres escenas siguientes, con fragmentos muy interesantes sobre todo por su brevedad: El malentendido, de A. Camus, cargo de Paula Cabrera y Rocío Galante. Cerró esta parte con dos impactantes fragmentos de F. García Lorca: La Casa de Bernarda Alba, por Florencia Moreno y Romina Campagnolo; y Yerma por Ricardo Faria y Paula Cabrera.

 Los monólogos fueron los siguientes: El Holandés Errante, de R. Wagner, por Cristian Méndez; Doña Rosita la soltera, de F.  García Lorca, por Rocío Galante; Tokio, Anónimo, por Priscila Barreda Oro; La Señora Macbeth, de G. Gambaro, por Paula Cabrera; Último tango en París, B. Bertolucci porCarlos Demarco.

 El espectáculo, que duró apenas una hora, concitó en todo momento la mayor atención del público. Los actores cumplieron sus partes con real profesionalismo, y hay que destacar la brevedad de los monólogos (no más de 2 o 3 minutos cada uno) cuyos intérpretes lograron una excelente composición de cada personaje encerrado en su propio drama.

 También hay que mencionar como aciertos: un juego de luces muy apropiado, algunas palabras explicativas del director, y una puesta austera, con un solo asiento por toda utilería y vestuario discreto que sólo insinúa el personaje, no lo compone ni lo reemplaza como tal.

 Felicitaciones a todos, y que el 2025 repita esta valiosa experiencia de un curso de teatro que logra un resultado final de esta categoría artística.

Comparto Plegaria de Navidad

 

Plegaria 

¡Espérame, Señor!

Apenas he nacido

El cielo dejo y abro los ojos

Veo los de un niño que me sonríe

y no puedo dejar de sonreírle.

Y el camino es largo hasta la cruz.

Me espera el viento del desierto.

La cruz aletea sinuosa entre las nubes.

¡Espérame, Señor!

Tengo muchas cosas que hacer:

hablar a los hombres no es fácil.

¡Espérame, Señor!

Estoy naciendo.

El desierto es extenso

y los hombres no comprenderán fácilmente

que en el cielo una estrella anuncia un nuevo día.

 

Ivo Kravic

Fin del 2024: la guerra y la paz

 La guerra y la paz a fines del 2024

 Para estas Fiestas de Navidad y Año Nuevo están apareciendo muchas invocaciones a la paz, luego de un año en que precisamente se notó su falta, en el mundo en general y en muchos lugares (como Ucrania) en particular. Esto no ha sido nuevo, ni característica especial del 2024. Al contrario, ya van muchos años (décadas) en que los pedidos por la paz chocan irremisiblemente con la realidad del día a día. Lo que parece más preocupante es precisamente esa trivialización informativa de la guerra, una “normalización” de sus gravísimos efectos, que se dan por descontados y que tampoco generan reacciones activas en contra. Creo que lo más grave es la naturalización de la guerra y sus efectos, fundamentalmente la muerte de numerosos seres humanos sin que eso produzca consecuencias.

Me he detenido a pensar que esta naturalización es un proceso que lleva siglos y que incluso se inculca a los niños desde pequeños, desde sus cantos infantiles. La historia de “Mambrúi” (el duque de Marlborough) y sus diversas versiones inglesas y francesas, ha llegado hasta nosotros y nuestros niños la conocían y la cantaban. Yo misma lo hacía. No deja de ser un tema terrible para un niño de escuela primaria.

Hay diversas versiones, yo copio la que recuerdo, que es una mezcla de diversas versiones (en francés y sus traducciones al castellano) y propongo que repensemos su contenido y que seamos conscientse de todo lo que implica.

Mambrú – Canto infantile sobre la guerra

Mambrú se fue a la guerra

Chiribin-chiribin-chin-chin

Mambrú se fue a la guerra

Y no sé cuándo vendrá

Ajajá-ajajá

No sé cuánto vendrá.

 

Vendrá para la Pascua

Chiribin-chiribin-chin-chin

Vendrá para la Pascua

O para Navidad

Ajajá-ajajá

O para Navidad

 

La Navidad ha pasado

Chiribin-chiribin-chin-chin

La Navidad ha pasado

Y Mambrú no vuelve más

Ajajá-ajajá

Mambrú no vuelve más

 

Mambrú murió en la guerra

Chiribin-chiribin-chin-chin

Mambrú murió en la guerra

Y lo llevan a enterrar

Ajajá-ajajá

Y lo llevan a enterrar

 

Con cuatro capitanes

Chiribin-chiribin-chin-chin

Con cuatro capitanes

Y un cura sacristán

Ajajá-ajajá

Y un cura sacristán

 

Encima de su tumba

Chiribin-chiribin-chin-chin

Encima de su tumba

Un pajarito va

Ajajá-ajajá

Un pajarito va

 

Cantando el pío-pío

Chiribin-chiribin-chin-chin

Cantando el pío-pío

Y el pío-pío-pa

Ajajá-ajajá

Y el pío-pío-pa

 

 

 

Espectáculo de Ricardo Ale en el Fray Mocho

 

Ricardo Ale y su unipersonal coreográfico

 En el Teatro Fray Mocho de C.A.B.A., los domingos de diciembre a las 19 h se presenta un muy interesante espectáculo. Ricardo Ale ofrece el unipersonal Verde memoria sobre dos cuentos de Haroldo Conti: “Balada del álamo carolina” y “El último”, de similar duración, pero de estilos y propuestas literarias muy diferentes. En cualquiera de los dos casos, no fáciles de representar. La puesta en escena y dirección corresponde a Ernesto Michel, con la asistencia de Elena Barrientos. El ojo experto de Michel le permite calibrar todas las posibilidades escénicas de Ricardo, cuya trayectoria dancística es de todos conocida: bailarín (ahora jubilado) del Teatro Colón, con el bagaje de todos los papeles famosos del ballet clásico, se dedicó también ampliamente a la danza contemporánea como coreógrafo e intérprete, con el recordado dúo “Los RANZ”. En Fundarte, muy agradecidos, hemos contado siempre con su colaboración artística gratuita, tanto como con su apoyo personal.

El espectáculo es denso y mantiene la atención en todo momento, a través de 55 minutos sin ningún corte, estando él siempre en escena. Comienza con la historia del álamo, un texto poético, difícil no solo de interpretar en escena sino incluso de decir, puesto que más bien parece estar pensado para una lectura silenciosa. Ricardo lo “dice” de una manera natural, un tanto poética, pero sin forzar su poeticidad natural. En cambio lo “baila” permanentemente, representando con sus movimientos corporales los del árbol, el viento, la lluvia y el entorno. Aunque Ricardo hace uso de recursos técnicos del ballet clásico, los integra tan bien al texto que en ningún momento la coreografía abruma a la voz. Un banco de madera oscura representa el árbol en este caso, y también sirve de silla, de maleta, y hasta de una especie de personaje. Ricardo solo usa un sombrero de paja de ala ancha, que le sirve también de complemento escénico (por ejemplo, en un momento representa un nido).

En otro contexto escénico, “El último” tiene algunos ribetes cómicos, pero muy discretos; los personajes enfocados (el hombre que está en escena y su interlocutora invisible) son creíbles y no caricaturescos. Inclusive despiertan ternura y el espectador acompaña las vivencias del personaje de modo natural y espontaneo. Una experiencia muy valorable para quienes asistimos y gustamos esta reconversión de Ricardo, que esperamos se repita.

Por otra parte, no puede dejar de señalarse un agradecimiento especial a Ernesto Michel, que desde hace décadas, con su Fray Mocho, es un hito central en la historia del teatro independiente porteño, al qeui aporta un alto nivel cultural y artístico. ¡Felicitaciones!

Celina Hurtado

Una interesante muestra teatral

 

Una interesante muestra teatral

 El martes 26 de noviembre pp., en el Auditorio del Círculo Militar de C.A.B.A. se realizó la muestra teatral anual del curso de teatro que dirige el Prof. Diego Freigedo en dicha institución. Conforme a su estilo llevado a lo largo de varios años, una vez que se han dado los elementos esenciales necesarios para componer un personaje y una acción teatral, y se han hecho prácticas e improvisaciones, se comienza a trabajar proyectos personalizados para una práctica profundizada. Se elige un tema, por consenso del grupo, entre varios que los mismos cursantes proponen y sobre él y sus posibles variantes, cada uno propone un personaje y se van eligiendo compañeros para armar escenas.

Este año el tema elegido fue “Relaciones de poder”, que por sí mismo invitaba al dúo, y así fue, pues las escenas que vimos consistían en un diálogo que marcaba la asimetría de los personajes. Es de destacar que también los textos de los cuadros fueron escritos por los intérpretes. Si bien son cortos y bastante sencillos, los personajes quedan bien delineados y son creíbles, no caricaturescos.

La reunión llevó por título Muestra 2024 “Poder o no poder” y tuvo como “presentador” a un jocoso “Profesor impotente”, a cargo de Martina Canata y Susan Barbosa.

Los cuadros y sus intérpretes fueron los siguientes, cuyos títulos ya dan idea del enfoque:

“Mujer empoderada”: Techi Peiretti y Maria Carolina  Villella

“Celestinas”: Marta Pandelidis y Mirta Isabel Sotelo

“Jefe abusivo”: Arturo Pastori y Susy Terz Alem

“Juego de poderes”: Techi Peirett, Marí Carolina Villella y Miguel Ángel Romero (Muke)

“Tres padres”: Marta Pandelidis y Mirta Isabel Sotelo

“Los depres”: Arturo Pastori y Susy Terz Alem

“Profesor persuasivo”: Martina Canata y Susan Barbosa

Hay que señalar el parejo buen nivel interpretativo alcanzado por todos, lo que muestra un curso homogéneo y dúctil a las indicaciones del profesor-director. ¡Felicitaciones a todos!

Celina Hurtado

 

 

Un concierto distinto

En la parroquia San Martin de Tours (en Palermo. C.A.B.A., ortodoxa latina, y gracias a la infatigable labor de Clara Cortazar en ella, hemos podido disfrutar de un concierto especial “Canciones del Renacimiento Francés en tiempos de Francisco I”, por el dúo de canto y flauta, a cargo de la soprano Andrea Fuertes y de Fernando Merech (especialista en flautas dulces), quienes hace tiempo han conformado el proyecto de difundir música antigua, renacentista y barroca de diversos autores. En este caso nos ofrecieron 11 composiciones de los siglos XV y XVI, muy bien seleccionadas para una hora de audición, incluyendo las breves presentaciones de Fernando, que también tuvo a su cargo las adaptaciones y arreglos musicales.

Son originales de voz e instrumento las canciones de Theinet Arbeau, Claudin de Sermisy (3), Pierre Passereau y Josquin de Pres. Son originalmente a dos voces –reemplazada la segunda por la flauta en arreglo de Fernando–las de Antoine Gardane (3), La progresión y dinámica del concierto es remarcable; se inicia con ritmo melódico lento y amoroso, como corresponde a los primeros temas, luego va in crescendo, hasta culminar en el sexto tema (“Basse dance” y “Tourdion”, anónimos)  de ritmo rápido y marcado, con percusión  de tamboril a cargo de Andrea. Luego el ritmo se va calmando hasta concluir en la última canción (“No como cerdo”) que aludiría a culturas no cristianas (judía y/o musulmana) con un cierto dejo queja, tal vez por incomprensión y que culmina en forma tonalmente perfecta. El público recibió agradeciendo con nutridos aplausos (no bubo bis) y el comentario posterior acerca de la excelencia de la convocatoria, esperando que se repita.

Celina Hurtado

 

 

Día de los Muertos en México

 

Día de los muertos – 2 de noviembre – en México

El 2 de noviembre la Iglesia Católica conmemora  a “Los fieles difuntos”; no es la única religión que honra a sus muertos, al contrario, casi todas tienen ritos especiales para recordarlos, honrarlos, pedirles ayuda o protección. En América las grandes civilizaciones autóctonas son un ejemplo de estas prácticas, muy bien reguladas y llevadas a cabo durante siglos. Concretamente en México, las antiguas prácticas de honra a los muertos se mixturaron con los ritos católicos y pasaron a celebrarse el 2 de noviembre, como día central, aunque en conjunto abarca prácticamente un mes, entre los preparativos y los ecos.ç

Toda la ciudad se adorna con motivos alusivos. Debe destacarse que no se trata de motivos tristes sino festivos, en realidad se celebra la vida co0nsiderando la muerte como parte de ella.

 Hay varios elementos de esta celebración que son, diríamos, inexcusables: las flores amarillas, las imágenes (“catrinas”) y los altares.

 Las flores amarillas se colocan, según la tradición, para guiar a los espíritus de los muertos por el camino donde se los llama (una casa, una habitación, una calle, una plaza, etc.), porque ellos las ven, mientras que no ven otras cosas. Se plantan en los canteros o jardines, tanto en la vía pública como en las casas, o en macetas que se colocan en puertas y balcones, o en floreros. Es raro encontrar una casa que no tenga algún ramito al menos, De este modo, todo queda adornado de este color, que sin duda es alegre y luminoso, acentuando el carácter festivo de la celebración.

-Las “catrinas” son imágenes de varones y mujeres con caras esqueléticas  y risueñas, ataviados de gala. Como estampas se colocan en las entradas de las casas o los edificios, y en la noche del 1 y durante el 2 de noviembre muchos salen a festejar así disfrazados. 

-Los “altares de muertos” son quizá la expresión más importante y tradicional, cuya confección sigue reglas precisas o bien queda librada a la imaginación del autor.  Se confeccionan con diversos materiales, especialmente flores yh semillas, usando sus colores naturales, y con imágenes artesanales. En México DF y en todas las ciudades, en la plaza central se organiza una exposición de altares, y también en diversos sectores o barrios e incluso se adornan los edificios públicos.

Participar en esta celebración proporciona una experiencia hermosa e inusual y deja un recuerdo imborrable.

Cocina histórica mexicana

 

Cocina histórica –  Gelatina

Ofrezco una receta tradicional mexicana de gelatina, una preparación con muchas variantes de sabores, y apropiada para distintos usos, en la preparación de comidas, como postre, como aperitivo, como merienda o algo fresco en cualquier momento del día. La que propongo es especial para merienda,, refresco de media tarde o pre-cena. Es muy sencilla y sus ingredientes fáciles de conseguir y económicos, incluso el jerez que no necesita ser de primera calidad pues va mezclado.

Gelatina de vino

Se endulza un cuatrillo de leche con 4 onzas de azúcar, agregando 4 yemas, se cuela y se añade polvito de carbonato y un bastoncito de vainilla. SE cuece y al retirarlo del fuego, antes de enfriarse, se le pone ½ onza de grenatina y una copa de jerez. Se deja cuajar.


Celerina Maldonado, Recetario tradicional, México, Conacultura, 1999, p. 68.

 

 

Cocina tradicional croata

 

Ajíes (pimientos) rellenos- Punjene paprike

 Es un plato sustancioso, pero va para el verano también.

Ingredientes para 6 personas:

-1 kg de ajíes del color que más gusten (verdes, rojos, amarillos)

Relleno

-750 gr de carne de ternera picada

-6-7 cucharadas de arroz para rellenos, bien lavado

-perejil picado 1 cucharada

-paprika o pimentón dulce 1 cucharada

-cebollas 2 picadas en brunoise

-ajo 3 dientes picaditos

-sal, pimienta a gusto

Salsa

-extracto de tomate 3 cucharadas gordas o una lata de puré de tomate

-aceite de oliva

-harina 1 cucharada

Guarnición ideal: puré de papas.

Preparación

1. Lavar los ajíes, retirar con cuidado el cabo de forma tal que no se rompan, y que permitan por el agujero retirar las semillas y lavar por dentro.

2. Todos los ingredientes del relleno se mezclan para amalgamar todos los sabores (mejor con las manos). Así preparado el relleno crudo se introduce en cada uno de los ajíes hasta no más de las 2/3 partes del mismo, se aprisiona un poco con los dedos (el arroz y la carne al cocerse aumentarán su volumen). Si sobra relleno se pueden hacer unas albóndigas de un tamaño un poco mayor que lo usuado para rellenar los ajíes y pasarlas por harina para que no se desarmen durante la cocción.

3. En una cacerola se coloca el aceite y se dora apenas la harina (que no se queme). Se le agrega el extracto de tomates (preferentemente) o el puré de tomates y se revuelve constantemente. En el caso de usar el extracto se deberá agregar agua caliente de a poco hasta lograr una consistencia de caldo espeso. Debe resultar cantidad suficiente para que se cocinen en él los ajíes.

En ese momento agregar los ajíes para que queden idealmente paraditos uno al lado de otro. Colocar cuidadosamente para que cada uno tenga su lugar, igual proceder en caso de las albóndigas, que se colocan al final.

4. Cocinar a fuego suave y la cacerola tapadita pero vigilada durante 1 hora a 1 hora y media. Agregar agua si es necesario. El plato está listo cuando esté cocido el arroz.

5. Servir con puré de papas: para que el plato quede muy bien presentado, hacer un zócalo de papas duquesa en una fuente de horno, agregar en el medio los ajíes cocidos con la salsa y alrededor las albóndigas si las hay, y la salsa.

 

Celebraciòn de Domingo F. Sarmiento y el Día del Maestro

 

Sarmiento, una figura trascendente y polémica

Sarmiento sobre el maestro y la educación

- “Los discípulos son la mejor biografía del maestro”

- “Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización”

- “Todos los problemas son problemas de educación”

- “El buen salario, la comida abundante, el buen vestir y la libertad educan a un adulto como la escuela a un niño”

- “Si no existieran dificultades no habría éxitos”

- “Escribo como medio y arma de combate, que combatir es realizar el pensamiento”

- “Hombre, pueblo, Nación, Estado: todo está en los humildes bancos de la escuela”.

- “Toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”

- “¡Bárbaros! Las ideas no se matan”

Fuente: Recordatorio La Nación

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Sarmiento polemista

Carta a Juan Bautista Alberdi, 1853

"En la olla podrida que ha hecho Usted de Argirópolis, Facundo, La Campaña, etc., etc., condimentados sus trozos con la vistosa salsa de su dialéctica saturada de arsénico, necesito poner orden para responder y restablecer cada cosa en su lugar. Por ahora me basta fijar las cuestiones primordiales.

¿De qué se trata en sus Cartas Quillotanas? De demoler mi reputación. ¿Quién lo intenta? Alberdi.

¿Qué causa lo estimula? Ser empleado para ello.

¿Cómo le vino ese empleo? Negociándolo por medio de Gutiérrez, a trueque de escribir en Chile.

¿Cuál es el resultado de su libro? Dejar probado que no soy nada y que Usted lo es todo".

Fuente: Mónica Delei, Ricardo de Titto, Diego L. Arguindeguy, Cartas que hicieron la historia, Buenos Aires. Ed. Aguilar, 2001, p. 264.

 

Celebración sanmartiniana

 

El 17 de Agosto en Fundarte tuvimos una celebración sanmartiniana gastronómico-literaria, compartiendo empanadas tradicionales (similares a las que San Martín habrá comido en Mendoza) y comentarios sobre la vida cultural, artística y literaria.

Estuvieron presentes la Lic. Bertha Bilbao, coordinadora de los encuentros literarios de Fundarte, Silvia Ruth Ferca, escritora radicada en España, ahora de visita en Argentina, el Dr. Abel Agüero, médico, historiador de la medicina y gran lector, junto con los anfitriones Ivo Kravic y Celina Hurtado.

Además de los recuerdos y anécdotas del paso por la vida cultural, se compartieron iguales preocupaciones por el deterioro de la educación, la falta de gusto y hábito de lectura, la poca vocación docente de muchos maestros y profesores que no inculcan amor al estudio y otras preocupaciones análogas. En concreto se comentó la dificultad de encontrar, por ejemplo, poesías con temas patrios, sobre nuestros próceres, los grandes acontecimientos de nuestra historia. Observó Bertha que la poesía se ha vuelto cada vez más autorreferente. Esto también, según opinión compartida, quita interés a otros posibles lectores.

En la reuzión se intercambiaron libros. Ivo regaló a Silvia su primera publcaciòn de relatos Casas de la memoria, Silvia regaló a Abel su último libro La bolsa azul y otros cuentos de ficción y se entregaron dos libros de regalo de la escritora Ana Mendy, Incógnitas Policiales.

Finalmente se conversó sobre la posibilidad de un proyecto para vincular a latinoamericanos que vivan en Francia y que deseen seguir cultivando su lengua madre.

Fue una velada muy agradable, compartiendo las crujientes empanadas bien regadas con buenos vinos, y con el afecto que nos une.



 

 

 

 

 

 



La austera vida del Gral. San Martín II

 

La austera vida del Gral. San Martín  II

Sus comidas

Según sus compañeros de armas y otros terstigos, San Martín era hombre sobrio y discreto en el comer y, especialmente en el beber. Un reporte de Mr. Whortington, un agente del gobierno norteamericano, indicaba que “los platos predilectos del General San Martín, eran un buen asado criollo que terminaba con alvgún dulce mendocino que comía de pie”.

Es natural pensar que el asado era el típico asado criollo con cuero, pro lo cual les ofrezco a coninuaciòn la receta de su preparaciòn, a cargo de un experto, que seguramente  no era muy diferente de la de aquellos triempos.

 

Asado con cuero

Receta de Mario H. Devi (en Internet)

Ingredientes para 15 raciones

1. Uma vaca de 300 kg

2. Salmuera o salgruesa a gusto

Preparación previa.

-Se mata el animal y se desviscera, dejando el cuero pegado a la carne.

Se separa l cabeza y las pezuñas

-Ayudándose con agua caliente y un cuchillo filoso, retirar el pelo del cuero a fin de no contaminar la carne con olores y/o gustos del pelo quemado.

-Deshuesar el animal y lavar con agua fría la pieza deshuesada.

-Dejar en reposo 12 horas como mínimo.

Cocción

- Preparar la parrilla acorde con el tamaño de la pieza (se suele usar un elástico metálico de cama de 2 á 2 1/2 plaza, con los refuerzos apropiados longitudinal y transversalmente).

- Ésta se colocará con un extremo a no menos de 50 cm del suelo, elevando la otra parte con un ángulo de aproximadamente 70 grados al inicio de la cocción, teniendo la precaución de buscar el mecanismo que permita ir disminuyendo paulatinamente esta inclinación hasta 0 grados al final de la misma durante la cocción.

- Preparar abundantes brasas para asar en lugar separado de la parrilla, la que será colocada según calor en la misma con una pala durante el tiempo de cocción 20 á 24 hs. y agregando leña y/o carbón a fin de tener siempre abundante cantidad de este elemento.

- Se inicia el asado de la carne previo salado con la parte de los cuartos delanteros hacia abajo y el cuero en sentido contrario a las brasas (durante todo el asado), debiendo tener el o los asadores la maestría para regular el fuego durante ese largo tiempo de asado como la inclinación de la parrilla como así considerar los turnos de trabajo junto a sus ayudantes durante el tiempo que demandará 20 a 24 hs.

Resultado:

- Este asado con el cuero del animal combinará dos efectos: a) El dorado crujiente de la zona que da a las brasas, b) La cocción en sus propios jugos de la parte interna ayudado con la membrana selladora que otorga el cuero, logrando un grado de terneza el que creo inigualable.

- El cuero luego de tanta lenta cocción también se cocina aunque no se come; al servir es de buena mesa no servir con el cuero, éste se debe desprender con mucha facilidad.

- Servir acompañado de ensaladas varias; es típico una entrada de embutidos a la parrilla también con ensaladas.

 

La austera vida del Gral. San Martín I

 La austera vida del Gral. San Martín  I

 Sus costumbres

 El Gral Tomás Guido, que lo conociò y lo trató en forma personal y profunda, escribió una semblaza que denemos conocer, porque muestra la grandeza huamana de San Martin.

“Se me consentirá aquí, en gracia de tan célebre personaje, una digresión encaminada a suministrar algunos detalles sobre su vida íntima. Era generalmente sobria y metódica. Durante su larga permanencia en Chile, tenía por costumbre levantarse de tres y media a cuatro de la, mañana, y aunque con frecuencia le atormentaba, al ponerse de pie, un ataque bilioso, causándole fuertes náuseas, recobraba pronto sus fuerzas por el uso de bebidas estomacales, y pasaba luego a su bufete.

Comenzaba su tarea, casi siempre a las cuatro de la mañana, preparando apuntes para su secretario, obligado a presentársele a las cinco. Hasta las diez se ocupaba de los detalles de la administración del ejército, parque, maestranza, ambulancias, etc., suspendiendo el trabajo a las diez y media. Desde esa hora adelante, recibía al Jefe de Estado Mayor, de quien tomaba informes y a quien daba la orden del día. Sucesivamente concedía entrada franca a sus jefes y personas de cualquier rango, que solicitaren su audiencia.

El almuerzo general era en extremo frugal, y a la una del día, con militar desenfado, pasaba a la cocina y pedía al cocinero lo que le parecía más apetitoso. Se sentaba solo, a la mesa que le estaba preparada con su cubierto, y allí se le pasaba aviso de los que solicitaban verlo, y cuando se le anunciaban personas de su predilección y confianza, les permitía entrar. En tan humilde sitio ventilábase toda clase de asuntos, como si se estuviera en un salón, pero con franca llaneza, frecuentemente amenizada con agudezas geniales. Sus jefes predilectos eran los que gozaban más a menudo de esas sabrosas pláticas. Este hábito, que revelaba en el fondo un gran despego a toda clase de ostentación, y la sencillez republicana que lo distinguía, no era casi nunca alterada por el general, considerándola, -decía él en tono de chanza- un eficaz preservativo del peligro de tomar en mesa opípara algún alimento dañoso a la debilidad de su estómago. Mas esto, que pudiera llamarse una excentricidad, no invertía la costumbre de servirse a las cuatro de la tarde una mesa de estado, que, en ausencia del general, presidía yo, preparada por reposteros de primera clase, dirigidos por el famoso Truche, de gastronómica memoria. Asistían a ella jefes y personas notables, invitadas o que ocasionalmente se hallasen en palacio a la indicada hora. El general solía concurrir a los postres, tomando en sociedad el café, y dando expansión a su genio en conversaciones festivas.

Por la tarde recibía visitas o hacía corto ejercicio, y al anochecer regresaba a continuar su labor, imponiéndose de la correspondencia del día, tanto interna como del exterior, hasta las diez, que se retiraba a su aposento y se acostaba en su angosto lecho de campaña, no habiendo querido, fiel a sus antiguos hábitos, reposar nunca en la cama lujosa que allí le habían preparado. Mas este régimen era con frecuencia interrumpido por largas vigilias, en las que meditaba y combinaba operaciones bélicas del más alto interés, y cuanto se relacionaba con su inmutable designio de asegurar la independencia y organización política de Chile.

A más de la dolencia casi crónica que diariamente lo mortificaba, sufría de vez en cuando ataques agudísimos de gota, que, entorpeciendo la articulación de la muñeca de la mano derecha, lo inhabilitaban para el uso de la pluma. Su médico, el doctor Zapata, lo cuidaba con incesante esmero, induciéndolo no obstante, por desgracia, a un uso desmedido del opio, a punto de que, convirtiéndose esta droga, a juicio del paciente, en una condición de su existencia, cerraba el oído a las instancias de sus amigos para que abandonase el narcótico (de que muchas veces le sustraje los pomitos que lo contenían) y se desentendía del nocivo efecto que lenta pero continuadamente minaba su físico y amenazaba su moral”.

General Tomás Guido

Sobre danzas sagradas

 Ofrezco fragmentos de una obra clásica sobre tradiciones indígenas,  del Dr. Pagés Larraya, sobfe las danzas sagadas de los indíenas del Chaco. Su metodologìa es un modelo para otros estudios de este tipo.

Celina Hurtado


Danzas sagradas de los indígenas del Gran Chaco

                         Fernando Pagés Larraya,  Lo irracional en la cultura, II, Bs. As., FECIC, 1982

Tobas

En el contexto del beber sagrado o ceremonial se incluye la danza. Por ejemplo la danza “nahootti” tiene aparente carácter lúdico, pero su finalidad es alejar al espíritu maligno o “nahot” (o “nahut”). La danza protegía a las personas que estaban dentro de su estructura coreográfica:  se usaba en la pubertad de las niñas, el matrimonio, etc. Otra forma de danza, modificación de la anterior, es la “nahot dónnaran”, considerada eficaz para las curas chamánicas y como preventivo (Cf. R. Karsten, “The Toba Indians of the Bolivian Gran Chaco”, Acta Academiae Aboensis, Humaniora 4, 1923) (p. 204). También se usaba para apresurar la fructificación del chañar.

La danza “nomi” se bailaba en el festival sagrado de los tobas, durante la fructificación de la algarroba (entre noviembre y enero), pues tenía influencia en el espíritu de la planta.  Se realizaban durante la noche para prevenir la entrada de los espíritus de los muertos. El “boom” era la única danza indígena diurna, así como el “nomi”, las demás eran nocturnas. El “nahore” era una danza profética y en ella participaban hombres y mujeres (p. 204).

La danza (por ejemplo la de la fiesta del algarrobo) tiene la función de crear un círculo protector del beber sacramental que impida la entrada de la sombra de los muertos. Para el toba, el hombre tiene un cuerpo visible y el de la sombra o “kadapekal”, literalmente “nuestra propia sombra” (p. 205).

Guaycurúes y tupí-guaraní

Tenían festivales anuales para la fiesta de la fermentación del maíz y con un ritual similar, con la diferencia que usaban máscaras en las cuales era apresado el espíritu de los muertos e ingresaba de alguna manera en el festival (p. 205).

Mataco-mataguayos

Entre el grupo de los chorotes hay una danza para la transición puberal de las niñas, “káusima”, que según Karsten toma el nombre del instrumento “káhuis”, consistente en una vara de madera o bambú con sonajeros de pezuña de venado en su parte superior, que poseía poder sobre los espíritus,, ligado a los grandes misterios femeninos y que era manejado por mujeres, nunca por hombres. La ceremonia se realizaba al comienzo de la luna nueva después de los signos de la pubertad. Esta ceremonia fue común a todos los grupos étnicos en la etapa arcaica, con algunas variaciones. Es un ritual preventivo de la entrada de espíritus malignos por los ojos, orejas, nariz y boca de las mujeres, que puede originar embarazos sobrenaturales cuyo producto es el nacimiento de monstruos culturales. En otros grupos representa un antiguo mito vivo: la humanización de las mujeres-demonios. En el rito, que se celebra en las márgenes del Pilcomayo todavía (grupo montaraz de los Ashulay), intervienen sujetos enmascarados que se transforman, en la transustanciación de la danza, en criaturas del mundo de los espíritus, expulsados luego mediante juegos litúrgicos, para impedir su participación en el ceremonial. En la liturgia expulsatoria intervienen movimientos fisiognómicos, dan zas, cantos, expresiones verbales y una comunicación con un lenguaje codificado representado por los instrumentos sagrados: el tambor, la sonaja y el kahuis de la mujer. Actualmente todavía se celebra en el grupo mataco-mataguayo cercano a la ciudad de Asunción y aunque ha recibido otras influencias, tiene todavía valor etnográfico.

Estas danzas se integran en el ritual del beber sacramental, que produce una transustanciación del sujeto en la embriaguez. Este ritual recrea el mundo demoníaco con todo su aspecto siniestro,  que es conjurado mediante la dramatización (pp. 209-210)

 


Comidas tradicionales - locro riojano para las fiestas patrias

Locro tradicional riojano

 Para las celebraciones patrias, que entre nosotros caen casi todas en invierno, se propone festejar con comidas tradicionales, que dada la época fría, vienen muy bien: chocolate con churros, pastelitos fritos, tamales, humita, empanadas y locro. Hoy me dedico al locro, que en mi familia se comía sobre todo el 9 de julio.

 El locro es una comida rural, para los trabajadores del campo; originalmente, desde la época de la colonia, del noroeste argentino, y de indudable tradición diaguita; es de preparación sencilla, no requiere muchos utensilios, se come en una escudilla, con cuchara, no necesita mesa, basta un asiento o incluso de pie.

Por ser una comida de zonas rurales y de gente de pocos recursos, se utilizan los componentes más asequibles y baratos de la zona; por eso tiene tantas variantes como zonas, sobre todo en la carne: hay locro de vaca, de cordero y de cerdo o mixta, en sus cortes más baratos incluyendo las vísceras (la llamada “tripa gorda”). Lo esencial del locro es su cocción lenta, a fuego bajo, y en una cantidad mínima (yo la llama olla-medida) porque debe tener un volumen que permita la concentración de los sabores. Cuando el locro se urbanizó, se le añadieron otros ingredientes, entre ellos lo más común es incluir chorizo, blanco o colorado, que sin duda le da un rico sabor, aunque diferente del sencillo original,

Una anécdota. Hace muchos años, yo era una adolescente todavía, fuimos con una amiga mayor de edad (como se estilaba) en unas vacaciones de invierno a un tour pro Salta y Jujuy. Teníamos muy lindas excursiones que visitas a lugares históricos de las ciudades y largas excursiones por zonas de gran belleza. El día que fuimos a los valles calchaquíes, un viaje largo (salíamos muy temprano y regresábamos a la hora de cenar), paramos a almorzar en una estancia, que tenía una hostería en medio del campo, rodeado de colinas. El restaurante, contra lo esperado, no tenía estilo campestre sino urbano, un restaurante de tres o cuatro tenedores en Buenos Aires: mesas con manteles blancos, sillas tapizadas, personal trajeado. Era viernes, y siguiendo una secular tradición, ese día se come pescado. De modo que eso era el plato principal, aunque se podrían pedir minutas. Elegimos el pescado: una preparación muy cuidadosa, al horno con guarnición de verduras y varias ensaladas. Coincidimos con mi amiga que estaba a la altura de cualquier buen restaurante de Buenos Aires.

Al terminar quisimos ir al toilette. Los baños, como en las casas de campo, se ubican al fondo, fuera de la parte principal construida. Había que pasar por un patio grande, embaldosado, en cuyo centro había un gran ombú y bancos de piedra, con un fogón. Allí había algunas personas alrededor, se veía que había un fuego suave y una gran olla humeante. Al salir de los impecables baños vimos que además de unos cuantos sentados que estaban comienzo algo con cuchara en una cazuelita, otros se acercaban, revolvían la olla con un cucharón grande que había al lado y se servían. Tuvimos curiosidad y nos acercamos. En la olla había locro, un locro espeso, cremoso,  amarillo-ocre, más que tentador. Por cierto estuvimos tentadas de pedirles que nos hicieran probar pero nos dio vergüenza, no sabíamos cómo podían tomarlo, era su tiempo de almuerzo y descanso. Luego comentamos que el menú estuvo muy bien, pero que hubiéramos preferido el locro. Otros comensales de la excursión, que también se habían fijado, pensaban lo mismo. Han pasado 60 años y no me olvido de ese “locro que no fue”.

Hace unos 40 años el locro se puso de moda en Buenos Aires. Se estilaba servir en las reuniones y fiestas, antes del brindis, una cazuelita de locro que cada dueña de casa componía con variantes a su gusto, y que los invitados comentaban y elogiaban. Últimamente los chefs proponen una variante que denominan “guiso de locro”, que se prepara con salsa de tomate, cebolla y ají y a veces con rodajas de choclo fresco. Tiene la ventaja, para nuestros ajetreados días, de su rápida cocción. Es muy rico, pero ya no es el locro tradicional.

*

Ahora presento el locro tal como se hacía en mi familia materna, que provenía de Los Llano de La Rioja, donde criaban ganado ovino, de modo que es un locro exclusivamente de cordero. Aunque sólo con cuatro ingredientes, es muy sabroso y permite recuperar estos gustos tradicionales en nuestros menús.

 Ingredientes para una olla-medida

(25-30 cm de diámetro por 15-20 de alto)

 ½ k de maíz blanco para locro

½ k de zapallo

300 gr de pechito de cordero

200 gr de tripa gorda (de vaca, que se consigue)

Ramito de hierbas (cebollín, perejil, apio, laurel)

Sal y hierbas aromáticas (tomillo, romero)

 Para la salsa

200 gr de grasa (preferentemente de vaca)

2 cebollas grandes, mejor moradas (más fuertes)

Ají molido

Pimentón (opcional)

Preparación

 Si el maíz es entero, hay que ponerlo en remojo la noche antes; si es partido, basta con una hora o dos, dependiendo del tamaño en que quedan los granos partidos.

 A media mañana o mediodía poner el maíz a hervir a fuego suave, con la sal y las hierbas en agua que puede incorporar caldo de verdura. 

 Lavar bien la tripa gorda y darle un hervor de unos 10 o 15 minutos para sacar el exceso de grasa. Retirar algo de la grasa restante (según guste más o menos graso) y cortar en trozos más bien pequeños. Cortar el pechito de cordero en trozos pequeños con hueso.

 Quitar al zapallo la corteza y las semillas y cortar en cuadraditos.

 Luego de una hora u hora y media de cocción del maíz incorporar el zapallo y el ramito de hierbas, rectificar la sal y las hierbas aromáticas.

Más o menos media hora después incorporar la tripa gorda, y luego de otra media hora aproximadamente el cordero, que debe ser lo último.

Dejar cocinar a fuego lento por lo menos una hora más, hasta que el zapallo se vaya deshaciendo. Entonces se puede apagar el fuego y dejar un lapso (pueden ser horas, hasta la noche) para que se concentre.

Para la salsa, cortar a pluma las cebollas. Poner en una sartén o mejor en un recipiente que se pueda llevar a la mesa, la grasa y derretirla calentándola sin que hierva. Echar las cebollas y fritar hasta que queden bien cocidas. Incorporar el ají molido. En la forma original, la salsa debe quedar roja por el ají, porque es una salsa bien picante. Si no se desea tan picante se reemplazar pare del ají por pimentón.

 El locro se sirve directamente con cucharón de la olla en cazuelitas, y por encima se echa la cebolla, puede ser con o sin el jugo; con jugo resulta desde luego más fuerte. Se acompaña de vino tinto.

 ¡ BUEN PROVECHO !

 

 

 

 

Semana patriótica

Semana patriótica 

Les comparto dos poemas sobre el Gral. Martín de Güemes, en homenaje a su gesta y sobre todo a su patriotismo, desinterés y heroicidad.

Zamba del Gaucho Guerrero 

                                                            En tiempos en que la patria

                                                             necesitaba valientes,

                                                             el gaucho Martín

                                                             se puso a pelear,

                                                            entreverao con su gente.

                                                             Del Alto Perú venían,

                                                              dentraban ya en Humahuaca.

                                                              Y ahí nomás Martín

                                                               los salió a topar,

                                                               con boleadoras y lanzas.

                                                                Donde termina la calle

                                                                va levantándose el cerro;

                                                                allí va Martín,

                                                                don Martín Miguel,

                                                                con sus cien gauchos de fuego.

                                                    I Bis

                                                                Y su guardamonte al aíre

                                                                serpenteaba las "saitilas",

                                                                sabiendo quizás

                                                                que la muerte cruel

                                                                rondaba en las Higuerillas.

                                                                Al alba se sintió un grito

                                                              desgarrando todo el valle:            

                                                               murió don Martín,

                                                               murió don Martín,

                                                                lo está llorando el gauchaje.

        Hernán Figueroa Reyes

 

* * *

Martín Miguel De Güemes

Guardamonte en el caballo

y en las piernas del jinete.

Espinas y ramas buscan una sangre rasguñada,

que va al galope…

por los montes, por los cerros y por los llanos

 Ponchos rojos y negros

enamorados del viento,

que sopla buscando el vientre

de la Argentina hacia adentro.

Hay nidos en los cardones

y en el arroyo la patria se está bañando,

porque peleó junto a un gaucho,

Don Martín para ser claros,

ella lo ha estado ayudando.

Palabras llegan de los pagos porteños,

que no leen los de Salta,

porque están festejando

la libertad de ese suelo.

El norte se expresa en zambas, en guitarras y en cantos.

Desde un libro de historia…nos cuenta el tiempo.

Y junto al camino quedan

una flor, un sueño y un facón…

que, aunque ha ganado la gloria,

también ha perdido al dueño. 

Amanda Mabel Zanga

junio de 2022

Agua de lluvia, San Justo, Edit. Tercer Milenio, 2023