San Martin- 175 años de su muerte

 

Un texto de San Martín - 175 años de su muerte

San Martin renunció a su cargo de Protector del Perú en 1822, pero continuó ocupándose de lso problemas militares y políticos sudamericanos para consolidar la independencia lograda hasta febrero de 1824.  Desde allí escribe a su amigo Tomás Guido una carta cuya segunda parte se transcribe. Muestra la preocupación por el destino del país y una visión clara de sus problemas profundos, siendo de actualidad dos siglos después.

                                                                                                   Mendoza, septiembre 17 de 1823

[...] 

Estando escribiendo ésta, llega la noticia de la disolución del Congreso por Riva Agüero. Éste y Tagle¡cómo se avendrán! Yo creo que todo el poder del ser Supremo no es suficiente a libertar ese desgraciado país; sólo Bolívar, apoyado en la fuerza, puede remediarlo.

Santa Cruz se hallaba en el Desaguadero, según me escriben de Chile; dificulto pueda unirse a Sucre, y aunque pueda ¿querrá este abandonar la costa y meterse en el saco? No comprendo este plan de campaña ni quién lo ha dirigido. Ni quién lo ha dirigido. Yo no pronostico más que males. Tal vez seré melancólico… Nada digo a V de Buenos Aires: temo un trastorno en aquella administración, nuestros pueblos, amigo mío, no están en razón para darles demasiadas libertades: un mando puramente militar es el solo capaz de sacarnos del pantano.

Adiós, mi amigo, salude a mi tía y Merceditas y no deje de hacer algún recuerdo a su siempre y por siempre amigo

                                                                                            José de San Martín

 

Patricia Pasquali, San Martín confidencal. Correspondencia personal del Libertador con su amigo Tomás Guido (1816-1849), Buenos Aires, 2000, p. 200

 

 

Cocina tradicional- El puchero

 

Una tradición culinaria familiar: el puchero diario de la abuela

Celina Hurtado

Hace muchos años, cuando era niña, la sopa era de rigor, tanto en el almuerzo como en la cena. Todos debíamos tomarla y en general no nos gustaba; lo hacíamos a regañadientes y luego de amenazas y castigos, tras negativas y pataleos de diversa intensidad. Aunque desde comienzos de los 40 había heladeras eléctricas en Argentina, su generalización fue bastante lenta. Muchas familias continuaban con las viejas heladeras a hielo, que se compraba por barras a los vendedores que pasaban por los barrios. Por su tamaño y por costumbre, en ellas sólo se guardaban pocas comidas, más bien, sobre todo en verano, se usaban para enfriar bebidas. También por tradición, era costumbre hacer caldo todos los días, no era habitual guardarlo de un día para otro. En casi todas las casas se hacía caldo de puchero todos los días a la mañana y se usaba para la sopa de chicos y grandes, del almuerzo y la cena.

La sopa era generalmente de fideos, no recuerdo que fuera habitual hacer sopa de verduras picadas, como ahora, ni que se hicieran sopas cremosas (tampoco se usaba la licuadora), ni que se adicionara crema: se usaba para postres, se batía (la famosa “chantilly”), pero tampoco era habitual, sino en ocasiones especiales.

Aquella sopa de mi infancia era un caldo sustancioso, de mucha carne y algunas verduras, se colaba procurando que quedara un caldo límpido, sin ningún resto de sus componentes. Cuando era chica, me molestaba hasta un pedacito de verdurita que quedara en el caldo, pedía que lo sacaran, “tiene basuritas” decía enojada…

El puchero diario, que solían hacer las abuelas o las cocineras en las casas que las tenían, era un ritual que comenzaba temprano, de modo que al horario del almuerzo (solía ser las doce) ya hubo tiempo de hacer el puchero y la sopa. La carne del puchero no lo comíamos los chicos y en general lo comía el personal de servicio, pero comíamos las papas, el zapallo, y las zanahorias, en forma de puré mixto, con sal y aceite.

Doy a continuación una receta del puchero como recuerdo lo hacían mi abuela y la cocinera.

Carne

-Carne de vaca: se usaban los huesos para puchero que vendían especialmente en las carnicerías y falda en trozos, incluyendo su grasa.

-Carne de gallina para el puchero de gallina, se usaban sobre todo los muslos y patas.

No se mezclaban las carnes, eran dos pucheros con caldos de sabor muy distinto.

Verduras

Papas

Batatas

Zapallo

Zanahoria a veces

Verdurita: la “verdurita” para el caldo se vendían así, las preparaba el propio verdulero. Llevaban cebollín, apio, perejil, albahaca (cuando era el tiempo) laurel fresco y eventualmente alguna otra rama de aromáticos fresca. Se ataba cuidadosamente con un hilo y se ponía así en la olla a hervir. Luego se quitaba

La carne se ponía primero, con el agua en frío y a fuego medio, hasta que hirviera. Al comenzar a hervir se ponía el resto de los ingredientes. Se añadía un poco con sal gruesa, pero no llevaba ningún otro condimento.

El resultado, con mucha carne en relación a la verdura, y carnes grasas (la fala vacuna y la gallina) era un caldo muy sabroso y un tanto grasoso, muy rico. Cuando el caldo se enfriaba, se formaba una capa de grasa en la superficie, que solía sacarse para el caldo de los niños

En cuando a la carne y a las verduras para comer puchero, era una comida más bien “de pobres”, se ponía todo junto en un plato, y se condimentaba con sal, pimienta para los mayores, aceite y también a veces alguna hierba aromática seca, lo más común era el orégano. Era una comida sencilla, pero sustanciosa y constituía el primer plato, luego (o antes) de la sopa y a continuación el plato principal, generalmente carne asada con ensalada, y para los niños, puré mixto (papa y zapallo).

Un recuerdo y una invitación a volver a aquellas comidas sencillas de la abuela, y disfrutarlas como cuando éramos niños.

 

 

Un concierto versallesco

 

Versalles en Buenos Aires

Celina Hurtado

 El pasado domingo 3 de Agosto por la tarde, en la Parroquia Ortodoxa Latina San Martín de Tours, de C.A.B.A., hemos tenido ocasión de vivir una experiencia que, trascendiendo el tiempo y el espacio, nos llevó a sentirnos en el Versalles del Rey Sol. Esto gracias a la infatigable tarea de Clara Cortazar, mentora y difusora de las expresiones musicales más delicadas y hermosas que solemos tener olvidadas. Para ello se necesita convocar a los pocos (tal vez no tan pocos) artistas, músicos y vocalistas, que se dedican a esta valiosa tarea, para ofrecer a un público ansioso de presenciar espectáculos de calidad inusual.

Ha sido el caso de este versallesco concierto a cargo del Duo Embouchure, formado por Gabriela Galván (traverso barroca)  e Isidoro Roitman (tiorba y liuto attiorbato)

El Programa se abre con un comentario introductorio que expresa muy bien el espíritu de la convocatoria y que merece su transcripción completa

En el susurro del crepúsculo, se abren los portales dorados de un palacio sonoro. Las notas de Hotteterre flotan como perfume entre columnas invisibles, de Visée acaricia la penumbra con cuerdas que suspiran recuerdos, Buffardin danza con el aire como si el viento tuviera memoria, y Leclair pinta con fuego y seda cada rincón de la noche. Un concierto como un jardín encantado, donde la música florece entre luces y sombras. 

Escuchamos las siguientes obras: Pièces en Sol Majeur (Paris, 1716) de Robert de Visée;  Sonata IV en mi menor (Paris ca. 1720) de Pierre Gabriel Buffardin y Oeuvre I, Sonata VI (París, 1723) de Jean Marie Leclair. Vale señalar los instrumentos. La flauta traversa es un instrumento de viento-madera, característico en la música renacentista y barroca. Su sonoridad muy especial, suave y sin estridencias, otorga a la interpretación un matiz intimista, “de cámara” en su estricto sentido original. Haciendo en cierto modo contraste, la tiorba (instrumento semejante al laúd barroco, pero más grande) tiene mayor resonancia y como acompañamiento logra destacarse sin desequilibrar. Otro tanto puede decirse del liuto, incluso por su mayor número de cuerdas. 

 

Se trata entonces de una exacta conjunción de la música y los instrumentos que la ejecutan. En efecto, los autores corresponden las tres al período que va de la segunda mitad del siglo XVII a la primera del XVIII; o sea, lo que podríamos llamar “el siglo barroco” por excelencia, no sólo en música, sino en general en todo el arte europeo. Y concretamente las piezas son parisinas, correspondientes al decenio central del período  (1715-1725).

Desde otro punto de vista, las piezas escogidas representan bien, a su vez, los dos géneros que coexistían entonces, aunque uno a su término y otro al comienzo. De Visée, como músico de la Corte, componía suites de piezas breves de diferentes estilos. Buffardin y Leclair escribieron composiciones instrumentales que comenzaban a llamarse sonatas, aunque sin la importancia como género que alcanzó esta forma musical en el siglo XVIII y que mantuvo durante el romanticismo, el impresionismo y hasta la actualidad.

El programa nos ofrece también las referencias curriculares de los intérpretes, quienes desde hace años conforman un Dúo con actuaciones exitosas en festivales internacionales de danza y música barroca en el Reino Unido, Italia, Francia, Croacia, Alemania, España, Israel, Australia, Uruguay y Brasil. Además han editado tres CD (2016, 2018 y 2023).

Felicitamos a la Parroquia San Martin de Tours, y a Clara Cortazar por esta iniciativa, agradecemos a los músicos su cuidada y excelente interpretación y deseamos que estas experiencias se repitan.

 


Dia y mes de la Pachamama . comparto una celebración tradicional

 

El rito agrícola de la Pachallampi (siembra de la papa) en la zona precordillerana de Parinacota

Ez un ritual con ofrendas, bendiciones a las semillas y siembra, acompañados de oraciones hímnicas y música. Este ritual fue estudiado por Manuel Mamani, de la Universidad de Tarapacá (Arica) en un trabajo titulado “El rito agrícola de Pachallampi y la música en Pachama, precordillera de Parinacota”, publicado en Revista musical chilena  (Santiago) v.56 n.198  julio-diciembre 2002: 45-52

http://dx.doi.org/10.4067/S0716-27902002019800003 

El autor describe en detalle todo el rito, ilustrando con fotografías, así como la composición musical, los instrumentos y las melodías y ritmos básicos que acompañan los cantos y los bailes

 

El canto básico de este ritual es el siguiente

 

Cantor: Ya hemos venido cantando,

Sembradores: ya hemos venido cantando.

C Ya te acordarás llorando,

S ya te acordarás llorando.

C Desde aquel cerro he venido,

S desde aquel cerro he venido.

C Palomita mensajera,

S palomita mensajera.

 

Transcribo a continuación un fragmento de las conclusiones, donde se expone la continuidad de este ritual con la tradición religiosa precolombina de los aymará.

“La población andina de la precordillera, empleando el sistema de reciprocidad, efectúa el rito de la siembra de papas, denominado Pachallampi, inspirado en la figura de Pachamama, siendo ésta la principal deidad de la siembra, asociada con otras deidades tutelares. El rito y festejo de la siembra, Pachallampi,significa la convivencia entre la comunidad y los entes de la naturaleza, que permite el normal proceso de la producción agrícola. Además, propicia la relación humana como una necesidad primordial de la vida aymara, que permite un diálogo entre la gente y de ésta con la naturaleza, colocando especial énfasis en el sentido de solidaridad andina”.

Para llevar a cabo esta actividad ritual, la comunidad de Pachama acude a la petición de personajes tradicionales y simbólicos, para expresar su apoyo con trabajo comunitario, a fin de aportar a las expectativas de una vida mejor. Estas relaciones humanas forman parte del sistema sociocultural aymara. Mediante las acciones de reciprocidad procuran la búsqueda de un equilibrio socioeconómico permanente

La complejidad de los ritos agrícolas en una zona geográficamente accidentada y de diversidad climática nos induce a concluir que la ritualidad tiene su importancia en la comunidad como una estrategia del desarrollo económico andino”,

Propuesta de Gestoramas para la vida religiosa

 

Gestoramas para la fe

Presentación

¿Qué somos? Cristianos

¿Qué es un cristiano? Aquel que confiesa que Jesús es el Cristo.

 

El primer acercamiento a la fe cristiana se da a través de Jesús, tal como lo presentan las Escrituras, y en especial los Evangelios. Puesto que lo esencial del cristianismo es confesar que Jesús es el Cristo (El Mesías Salvador), la expresión de la fe debe comenzar d este modo concreto, y no por símbolos abstractos y conceptuales. El pueblo sencillo no recibió el Mensaje a través de explicaciones teológicas, sino en la mostración misma de Jesús actuando como salvador, puesto que no son otra cosa los relatos evangélicos. Las enseñanzas de Jesús, y luego de sus discípulos, fueron prácticas, aun en el caso de las parábolas.

Nuestra propuesta de expresión de la fe tomará, pues, lo esencial del cristianismo, que es la figura de Jesús, tal como lo muestran los Evangelios, y de su iglesia tal como se ve en el resto del Nuevo Testamento.

En una segunda etapa, quienes ya estén familiarizados con esta forma de vivir y vivenciar la fe, podrán mostrar expresivamente otras verdades a las que el cristiano accede a través de Jesús, pero que son comunes con otros credos, como la figura del Padre y del Pueblo Elegido de Israel, es decir, el contenido del Antiguo Testamento.

En una tercera etapa, pueden aún expresarse otros elementos de la fe en la posterior elaboración de la iglesia.

La parte práctica de la expresión de la fe está precedida por una serie de ejercicios preparatorios, que a su vez son acumulativos. Se inician con las técnicas más sencillas de expresión, sin manejar conceptos abstractos. Se dan indicaciones básicas sobre el manejo del espacio y del movimiento, que pueden ser completadas y ampliadas en un curso común de expresión corporal,  lenguaje corporal o danza. Los ejercicios que proponemos en la parte preparatoria pueden ser realizados por quienes no tenga ninguna preparación corporal previa. No obstante, algunos de ellos, precisamente los dedicados al trabajo corporal de los principiantes, pueden ser omitidos por quienes tengan experiencia en el trabajo corporal. Del mismo modo, los ejercicios más sencillos de expresión pueden ser obviados por quienes hayan hecho alguna práctica teatral. En cuanto al trabajo con el espacio y el movimiento, naturalmente pueden ser omitidos por quienes practiquen danza o tengan conocimientos de coreografía. En cambio los ejercicios de expresión especial, que apuntan a los aspectos específicos del mensaje cristiano, deben ser realizados por todos.