Un recuerdo de Elsa Lemoine
Quiero recordar ahora a una mujer muy especial y madre de nuestra colega y amiga Maríaa Rosa Fernández Lemoine, abogada y también escritora. Elsa era médica psiquiatra y además –poeta y narradora, y ambas cosas las hacía por y con amor a los demás, compartiendo la comprensión humana y la belleza poética. La presenta un breve escrito de su hija Maria Rosa y a continuación, dos poemas de su libro Poemas Absurdos (1976) publicado poco antes de morir.
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Elsa Lemoine, para era una mujer fuera de serie; vivió, como he escrito y dicho muchas veces, en una época con muchos tabúes,. Confiaba en el ser humano. Sus palabras trasmitían ánimo, ir para adelante, no amilanarse. Era lo que yo llamo un ser positivo, la adversidad no la acobardaba no obstante haber atravesado muchas adversidades. No perdía su sonrisa aun cuando a veces ´ los ojos de tigre”, que yo conocía bien, expresaran su contrariedad.
Se destacó en su profesión, doctora en medicina, psiquiatra, legista, docente. Tambien escritora, publicó dos libros de poemas: Los Riesgos, La Nada y Poemas Absurdos. Dejó dos inéditos una novela corta, Breve historia de destinos y un libro de cuentos, El Remolino que yo publiqué y presenté años despues de su fallecimiento.
El día de su cumpleaños, sin perder su humor y sus ojos sonrientes, brindamos. Estaba rodeada de sus amigos. Dos días despues, apenas tenía 57 años, falleció.
Madre, nuestro tiempo pasó demasiado rápido, sin embargo, tu compañía es permanente.
María Rosa Fernández Lemoine
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O
mon Dieu
Vous m’avez blessé
d’amour
Paul Verlaine
Amé el misterio
la piel de dulzuras
la adhesión que fue amarme
a mí misma
en una nueva piel.
Me rodean los misterios
de la muerte
en un decadente y esencial
dudar
pero no dudo
que no es tuya la piel
que me envuelve
me aísla del mundo circundante
de la aventura audaz
del riesgo absurdo
corrido a ciegas
por más apostar
al mismo juego
fantasioso y loco
de la sensación
del tacto, la mirada
la voz, las imágenes
perdiéndose en la noche
y en la nada.
Pájaros coloreados
en bandada
buscando primaveras
acabadas.
Gemas iridiscentes
entre las piedras yertas.
Un gato persa
Con ojos de amatista
durmiendo en el rincón
caliente
de la sala desierta.
*
Solitaire
et pensif j’irai sur les chemins
Sous le
ciel sans chaleur que la joie abandone
Jean Moréas
Dónde estás
que ya no puedo asirte
ni llamarte
que no puedo agregar
una pregunta
que descifre el misterio
del pretendido diálogo
inalcanzable.
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