Ecofeminismo y calidad de vida

 

Elecofeminismo como teoría alternativa para mejorar la calidad de vida

Celina Hurtado

Voy a referirme brevemente as algunas estrategias para mejorar la calidad de vida, inspiradas en el ecofeminismo.

1. Cuidado vs dominación de la naturaleza

 La primera estrategia apunta al hecho de que mientras no se cambie la mentalidad consumista y devastadora de recursos no renovables, ninguna de las medidas de paliativo (como las organizadas por las Naciones Unidas y las reuniones “cumbres”) tendrá efecto duradero. También se considera que las mujeres son en este aspecto más receptivas que los hombres a las alternativas y hay muchas científicas empeñadas en este tipo de estudios y también en las tareas sociales de concienciación, en las cuales se considera imprescindible la tarea femenina, ya que las mujeres son las primeras socializadoras en la familia y en las organizaciones intermedias. En este punto hay muchos matices, desde las visiones más románticas, hasta otras posiciones más cercanas al organicismo y a los conceptos ambientalistas del ecosistema. En todo caso, lo que caracteriza al ecofeminismo es el acento en el concepto “ecología” más que “ambientalismo” y en la importancia de considerar, dentro de la dimensión humana que implica la ecología, el modo cómo los humanos han pensado la naturaleza y cómo esto se ha traducido no sólo en las prácticas, sino también en los conceptos científicos.

Desde el punto de vista de la ciencia, Carolyn Merchand, una historiadora de la ciencia norteamericana, sostiene que la ciencia moderna ha interiorizado la idea de la dominación de la naturaleza, entendiéndola a la manera de una mujer cuyos secretos deben ser penetrados. Expuso sus ideas en variadas obras, la más importante de las cuales es The Death of Nature, que sirvió de modelo y motivación a otros estudios similares.

2. Re-sacralización de la naturaleza

En cuanto a la propuesta de una re-sacralización de la naturaleza, o bien –en versión más débil–

una visión de la hermandad de los seres naturales, al modo de San Francisco de Asís, si bien es una de las líneas más conocidas y difundidas, con millones de adeptos actualmente, es difícil pensar que por sí misma pueda producir cambios significativos en la realidad, dada la complejidad de los intereses y cuestiones en juego. Conserva, sin embargo, un considerable y sugestivo valor teórico, porque, dentro del ecofeminismo, en su conjunto, esta estrategia tiene el mérito de haber llamado la atención sobre un aspecto de la problemática naturaleza-humanidad, y de haber provisto de ciertas pistas teóricas para pensarla de modo diferente. 

3. Las implicaciones prácticas

Los movimientos verdes en el Tercer Mundo están generalmente liderados por mujeres, y su propósito es impedir la devastación de los recursos naturales (por ejemplo tala de árboles, uso de germicidas peligrosos, etc.). María Mies,  socióloga alemana, se ha ocupado de analizar y apoyar desde su cátedra a los movimientos de defensa ecológica y a las protestas contra las plantas atómicas en Alemania, la polución de alimentos producida en Japón por causa de los fertilizantes químicos, la deforestación en Ecuador y en el Himalaya (Mies- Shiva, 1993) etc.  Uno de los movimientos más interesantes que ella ha estudiado es el  “Chipko Andolan Movement”, que toma como figura modélica a Amritha Devi, quien c. 1730, cuando el maharajá de Jodhpur mandó talar los árboles considerados sagrados por esa población, para impedirlo, se colgó como víctima propiciatoria en uno de ellos y la tala se suspendió. Este movimiento hoy impulsa en la India muchas medidas para evitar la grave deforestación (se talan cerca de 1,3 millones de hectáreas por año), la contaminación de los ríos y el agotamiento del suelo.  El lema de estos movimientos sería: “la tierra  y sus recursos son limitados, nuestra vida es limitada, el tiempo es limitado” (Mies- Shiva, 1993, 53).

4. Propuestas desde Latinoamérica

Como ya se ha señalado, la vinculación del  feminismo y del ecofeminismo latinoamericanos con la filosofía y la teología de la liberación les conectó  con las propuestas socio-políticas reformistas derivadas de la reflexión crítica. Es importante señalar que, a diferencia de otros casos, la praxis propuesta por el ecofeminismo latinoamericano se basa (o por lo menos lo intenta con fuerza y decisión) basarse en una reflexión teórica que arribe a resultados racionalmente fundamentados y no sólo espontánea y emotivamente vividos. Presento como ejemplo el caso de Ivone Gebara, cuya reflexión teórica, ya mencionada, se conecta directamente con propuestas prácticas mediante eslabones argumentativos que interesa mostrar más en detalle.

Gebara se propone un accionar liberador concreto fruto de la nueva cosmovisión y la nueva ética ecofeministas. Dos textos de ella ilustran esta perspectiva. El primero se refiere a la ética concreta e inmediatamente aplicada:

“Esta ética [la ecofeminista] no puede comenzar sólo por definiciones o principios y quedarse en ellos. Ella nos invita a abordar situaciones concretas y, a partir de ellas, pensar en los caminos que favorecen la vida y la justicia en las relaciones” )GEbara, “Diez años de cons-pirando”, 10).

El segundo (varios fragmentos) constituye una denuncia a la excesiva teorización, incluso dentro del feminismo, cuando la gravedad de la situación reclama una acción inmediata, desde una posición teórica inclusivista, que respete las opciones y que no convierta sus diferencias en estériles discusiones.

“En el mundo occidental capitalista, siempre estamos intentando aplicar a la historia conceptos y análisis provenientes de un mundo competitivo. Diferentes pensadoras feministas en América Latina intentan discutir qué perspectiva viene primero, si la ecología o el feminismo. Esta discusión enfatiza la idea que algunas feministas creen que otros se apropian de los pensamientos ecológicos y los integran en una perspectiva feminista. Y al hacer esto, ellas no son fieles al feminismo en su lucha pura y exclusiva por las mujeres. Otros sienten que el feminismo está robando algo que es propiedad privada de la lucha ecológica. [...]

Mientras se discute todo esto, continúa la destrucción de la selva del Amazonas, de los bosques tropicales y otros [...] Mientras continúan estas discusiones, cantidades de mujeres y niños están pasando hambre y muriendo por enfermedades producidas por un sistema capitalista capaz de destruir vidas y generar beneficios sólo para unos pocos.

Para mí la cuestión desafiante no es la pugna entre los diferentes modos de interpretar las vidas de las mujeres y el ecosistema, o el reduccionismo de teorías, sino la destrucción de la vida mientras estamos discutiendo las teorías. No, yo no estoy en contra de las teorías, pero sospecho que algunas discusiones están reforzando más la lógica patriarcal del capitalismo que un estilo de vida alternativo real. [...] Me parece que el feminismo no puede dejarse tentar por teorías masculinas y competitivas, que están enamoradas de ellas mismas, sin buscar teorías de una reforma estructural y acciones orientadas a la justicia” (Gebara 1999: 94-97).

Esta permanente apelación del giro a la praxis también puede interpretarse como un alerta ante posiciones utópicas que, por ser irrealizables, terminan reforzando el statu quo. En una de sus últimas obras, Gebara se hace cargo del peligro de que su reclamo de ecojusticia sea nada más que una hermosa utopía, un regreso al paraíso originario, donde todos seremos felices y el mal ya no existirá. La conciencia de la permanente dialéctica de lo bueno y lo malo en el mundo exige una mirada mesurada:

“No se trata de pensar un mundo utópico  sin la presencia del mal, sin exclusiones ni jerarquías, sino de pensar y vivir un mundo más equilibrado, más ético, donde haya mayor respeto por la diversidad y la diferencia” (Gebara, 2002, 183).

La relación entre ecología y sociedad es un viraje que intenta introducir el ecofeminismo al insistir en que el destino de los oprimidos está íntimamente ligado al destino de la tierra. Entonces, interpreta Ricardo Pobierzym, toda apelación a la justicia social implica una eco-justicia (2002). Aunque todavía con escaso desarrollo teórico, el ecofeminismo latinoamericano se perfila como una corriente en crecimiento, que se interesa por los graves problemas ambientales presentes en la región, sobre todo en relación con el mayor perjuicio relativo que causan a los pobres y marginados, cuyo hábitat está siendo devastado por prácticas depredadoras y correlativas ideologías perniciosas. Se prevé así que esta dirección de síntesis entre la filosofía de la liberación y el feminismo, ya presente, se afianzará también en el ecofeminismo latinoamericano de los próximos años.

5. Integración

El ecofeminismo práctico presenta una primera y saliente características: sus promotores/as pertenecen a países emergentes y/o a sociedades o sectores comunitarios (incluso dentro de países más desarrollados) pobres y marginadas, especialmente los pueblos originarios, los mestizos no integrados, los inmigrantes y refugiados, las minorías no deseadas. Dentro de este difuso y heterogéneo sector social sufriente, siempre se ha señalado que las mujeres sufren más, y tal vez por eso es que ellas encabezan las acciones más fuertes de resistencia.

La analogía de situaciones, dentro de una gran diversidad geográfica, social y cultural, conecta a las mujeres comprometidas en luchas ambientales contra peligros que amenazan su hábitat inmediato. Esto determina que los grupos más activos pertenezcan a comunidades más bien pequeñas o acotadas en espacios en que la degradación afecta directamente sus vidas. Al contrario de los movimientos que tienen como epicentro las grandes ciudades, sean o no del Primer Mundo, donde se organizan marchas multitudinarias, generalmente convocadas por las redes sociales, o se forman grupos políticos “verdes”, todo lo cual lleva a un distanciamiento entre la acción de resistencia y el lugar del daño efectivo, los grupos activistas del ecofeminismo del Tercer Mundo tienen propuestas muy concretas y puntuales. Eso es lo que les da una fuerza suplementaria, porque cualquier logro, por pequeño que sea (por ejemplo, impedir la tala en sólo dos o tres hectáreas) representa una victoria de la causa que se trasmite y amplifica socialmente, invitando y motivando a otras acciones similares.

Las acciones concretas han producido efectos sobre todo a nivel de la concienciación de millones de seres, y también algunos resultados más bien en la línea de impedir mayores males que en la de remediar los existentes, para lo cual el aporte positivo de nuevas tecnologías parece imprescindible. Creo que ha funcionado, y puede seguir funcionando como una utopía creativa, un horizonte ideal que motorice acciones concretas, más pragmáticas, frente al gran desafío que nos aguarda.

Bibliografia citada

Ivone Gebara, “10 años de Con-spirando”, Con-spirando 40, 2002.

Gebara, Ivone,  “Ecofeminism: A Latin American Perspective”, Cross Current, 53, 1, 1999: 93-103.

Gebara, Ivone, El rostro oculto del mal, Madrid, Trotta, 2002

Mies Maria - Vandana Shiva, Ecofeminism, London, Zed Books, 1993.

Pobierzym. Ricardo, “Los desafíos del ecofeminismo”, conferencia en “Espacio” (Buenos Aires, 4 de julio de 2002), disponible en  http://www.temakel.com/emecofeminismo.htm.

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario