Presento una propuesta: que el
área artística de las artes interpretativas, en cuanto exige, en mayor o menor
medida, el ejercicio de “ponerse en lugar de”, se conecta con la ética dado que
muchos los conflictos éticos y dificultades para solucionarlos radican en la
exigencia –nada fácil– de ponerse en el lugar del otro, tanto vivencial como
conceptualmente.
Trataré en las próximas
entregas las posibilidades de la expresión corporal, entendida en un sentido
amplio (incluyendo lenguaje corporal y verbal) como un recurso para vivenciar
conflictos éticos, cuya mayor gravedad se da en los casos en que ambos agentes
están convencidos de que su opción es correcta y son, sinceramente, agentes morales
buenos, dentro de su código. A nivel expresivo, en cambio, la vivencia del
prójimo ayudará a pensar en soluciones no unilaterales para nuestros
conflictos.
Es una aplicación de una
práctica iniciada y consolidada en
grupos de trabajo españoles hace más de 20 años, con la propuesta de trabajo
expresivo denominado “gestorama” que expliqué en la entrada anterior..
Presentaré dos breves relatos de la vida de Jesús, que tienen resonancias tanto
éticas como religiosas (judeocristianas) y que se vinculan a problemas éticos
de acuciante actualidad: ayudar al prójimo (aunque sea un enemigo) y comprender
al “diferente”. En el desarrollo se exponen recursos expresivos verbales y no
verbales para interiorizar las vivencias de los principales agentes, de modo
que cada participante pueda experimentar puntos de vista éticamente opuestos.