Un concierto distinto

En la parroquia San Martin de Tours (en Palermo. C.A.B.A., ortodoxa latina, y gracias a la infatigable labor de Clara Cortazar en ella, hemos podido disfrutar de un concierto especial “Canciones del Renacimiento Francés en tiempos de Francisco I”, por el dúo de canto y flauta, a cargo de la soprano Andrea Fuertes y de Fernando Merech (especialista en flautas dulces), quienes hace tiempo han conformado el proyecto de difundir música antigua, renacentista y barroca de diversos autores. En este caso nos ofrecieron 11 composiciones de los siglos XV y XVI, muy bien seleccionadas para una hora de audición, incluyendo las breves presentaciones de Fernando, que también tuvo a su cargo las adaptaciones y arreglos musicales.

Son originales de voz e instrumento las canciones de Theinet Arbeau, Claudin de Sermisy (3), Pierre Passereau y Josquin de Pres. Son originalmente a dos voces –reemplazada la segunda por la flauta en arreglo de Fernando–las de Antoine Gardane (3), La progresión y dinámica del concierto es remarcable; se inicia con ritmo melódico lento y amoroso, como corresponde a los primeros temas, luego va in crescendo, hasta culminar en el sexto tema (“Basse dance” y “Tourdion”, anónimos)  de ritmo rápido y marcado, con percusión  de tamboril a cargo de Andrea. Luego el ritmo se va calmando hasta concluir en la última canción (“No como cerdo”) que aludiría a culturas no cristianas (judía y/o musulmana) con un cierto dejo queja, tal vez por incomprensión y que culmina en forma tonalmente perfecta. El público recibió agradeciendo con nutridos aplausos (no bubo bis) y el comentario posterior acerca de la excelencia de la convocatoria, esperando que se repita.

Celina Hurtado

 

 

Día de los Muertos en México

 

Día de los muertos – 2 de noviembre – en México

El 2 de noviembre la Iglesia Católica conmemora  a “Los fieles difuntos”; no es la única religión que honra a sus muertos, al contrario, casi todas tienen ritos especiales para recordarlos, honrarlos, pedirles ayuda o protección. En América las grandes civilizaciones autóctonas son un ejemplo de estas prácticas, muy bien reguladas y llevadas a cabo durante siglos. Concretamente en México, las antiguas prácticas de honra a los muertos se mixturaron con los ritos católicos y pasaron a celebrarse el 2 de noviembre, como día central, aunque en conjunto abarca prácticamente un mes, entre los preparativos y los ecos.ç

Toda la ciudad se adorna con motivos alusivos. Debe destacarse que no se trata de motivos tristes sino festivos, en realidad se celebra la vida co0nsiderando la muerte como parte de ella.

 Hay varios elementos de esta celebración que son, diríamos, inexcusables: las flores amarillas, las imágenes (“catrinas”) y los altares.

 Las flores amarillas se colocan, según la tradición, para guiar a los espíritus de los muertos por el camino donde se los llama (una casa, una habitación, una calle, una plaza, etc.), porque ellos las ven, mientras que no ven otras cosas. Se plantan en los canteros o jardines, tanto en la vía pública como en las casas, o en macetas que se colocan en puertas y balcones, o en floreros. Es raro encontrar una casa que no tenga algún ramito al menos, De este modo, todo queda adornado de este color, que sin duda es alegre y luminoso, acentuando el carácter festivo de la celebración.

-Las “catrinas” son imágenes de varones y mujeres con caras esqueléticas  y risueñas, ataviados de gala. Como estampas se colocan en las entradas de las casas o los edificios, y en la noche del 1 y durante el 2 de noviembre muchos salen a festejar así disfrazados. 

-Los “altares de muertos” son quizá la expresión más importante y tradicional, cuya confección sigue reglas precisas o bien queda librada a la imaginación del autor.  Se confeccionan con diversos materiales, especialmente flores yh semillas, usando sus colores naturales, y con imágenes artesanales. En México DF y en todas las ciudades, en la plaza central se organiza una exposición de altares, y también en diversos sectores o barrios e incluso se adornan los edificios públicos.

Participar en esta celebración proporciona una experiencia hermosa e inusual y deja un recuerdo imborrable.