DÍA INTERNACIONAL DE LA DANZA
Adhesión a la
convocatoria del Consejo Internacional de la
Danza (UNESCO)
Mensaje CID
2024
Un recuerdo no
alcanza para hacer historia. Y la historia de un teatro, como la de cada uno,
es también la historia de los demás, de cómo un arte como la danza migró y
creció en diferentes latitudes.
Las paredes del
Royal Ballet atesoran las fotografías que narran el viaje recorrido, la
historia reclama sus protagonistas y la danza en Argentina resplandece con cada
uno de esos nombres.
Con frecuencia,
las instituciones se sumergen en un silencioso anonimato, sin rostros ni
apellidos, evitando enfrentarse al eco del pasado.
Son las organizaciones impulsadas y respaldadas por el ITI-UNESCO, como lo es el Consejo Argentino de la Danza, las que frecuentemente hacen de muralla que detiene al olvido. Estoy junto a ustedes en el compromiso de rescatar y revitalizar la historia de maestros, artistas y coreógrafos que han enriquecido el mundo de la danza, merecedores de ser escuchados por las generaciones venideras. Que sepamos todos que no somos espectadores, sino herederos de una tradición forjada con arte, dignidad y sacrificio, nutriendo nuestro camino con vocación y amor por la belleza. Si bien el futuro y el presente acaparan nuestra atención, sin el sólido cimiento del pasado, sin la fertilidad de nuestra tierra, el árbol de la danza no puede florecer. Las raíces son tradición y a la vez... nutrientes.
Un texto histórico sobre los bailes tradicionales
argentinos del Maestro Cortazar (fragmento)
En Folklore Argentino, Biblioteca Humanior, Ed. Nova, Sec. E, Tomo VI, Buenos Aires, 1959: 158/196
[Descripción de los
lugares de campaña donde se bailaban danzas tradicionales en el norte argentino,
la pulpería]
Los bailes mismos son adecuado
receptáculo de formulismo y costumbres que, con fuerza de convención tradicional, reglamentan actitudes, gestos, palabras, etc., puede comprenden también a los mosqueteros. Así se les llamaba en provincias a los circunstantes y mirones, con término llegado de los “corrales”
madrileños del Siglo de Oro, en los que
eran así llamados los que asistían al
espectáculo de pie detrás de los asientos. El que dirige la danza, y
a las parejas, indica las figuras, etc., es el
pulpero, quien suele ejercer tan efímera investidura con autoridad dictatorial.
Estas pulperías, que se diferenciaban netamente
de los almacenes de equinos, aunque por lo común se mencionen como sinónimos, fueron
en algún caso pantalla de vicios y gestores de cuatrerías, pero en los tiempos heroicos
de la pampa despoblada desempeñaron también,
como lo reconoce Sarmiento,
una importante función social y hasta civilizadora. Promovieron el comercio, sirvieron de medio de comunicación por un lugar plaza de diligencias y viajeros; favorecieron lay reuniones, juegos y bailes; fueron foco de difusión de noticias y escenario
adecuado para los cantos y payadas. Desde un mostrador solía el pulpero leer a los parroquianos los versos de Martin Fierro y el
último periódico llegado: todos estos darán la escena imponente en el famoso cuadro
de Pallière, aunque no todos sepan que uno
de los gauchos, cl que sonríe picarescamente apoyándose en un sacón de yerba, es Estanislao del Campo, retratado por el pintor.
Hoy han variado las circunstancias, pero en gran medida ley almacenes de campaña siguen siendo pulperías
modernizadas.
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